martes, 5 de noviembre de 2013

¿Sabes tú?

Tomaso Hernández
¿Sabes el dolor ese que de repente te sorprende en la boca del estómago sin saber muy bien cómo llegó hasta ahí? Tal vez subió por los pies, pasó por los tobillos, las rodillas, trepó por los muslos y siguió avanzando por las tripas hasta llegar al nido que lo cobija. Pero digo sólo tal vez, porque es un suponer, cuando esto ocurre uno no sabe nada, no hay porqué ni cómo, el dolor lo oculta todo. ¿Sabes tú de qué te estoy hablando?
¿Conoces esa sensación de que te desgarran las extremidades, te las atan a cuatro cuerdas para después tirar en diferentes direcciones? Suplicas para que tiren más fuerte y que al fin acabe el dolor, pero no, el dolor ni desaparece ni mata, te mantiene despierto para que sientas la ausencia. ¿Sabes tú de qué te estoy hablando?
¿Te ha pasado alguna vez notar como caes a un foso, un foso infinito y en una eterna caída anhelar llegar al final? Esperas con ansia aplastarte contra el suelo lleno de mierda y lodo, que todo acabe, dejar al fin de caer para estar abajo del todo porque después de eso ya no hay más. Pero el aplastamiento nunca llega, sigues cayendo y cayendo sobrepasando la lógica de la física, poniendo en duda hasta los límites del aguante humano, la agónica sensación de estar vivo. ¿Tienes idea de cuál es esa sensación?
¿Se te ha pasado por la cabeza alguna vez sacarte los ojos y comértelos para no seguir siendo testigo de la pegajosa realidad que de repente te sorprende en la piel y ni con espátulas de velcro eres capaz de arrancar? ¿sabes de qué sensación te estoy hablando? ¿sabes tú de qué hablo? ¿lo has sentido alguna vez?
¿Dime, has sentido ese dolor?

Yo ya lo dejé atrás. Tengo muy mala memoria.


sábado, 2 de noviembre de 2013

El imaginario de Alonso Fernández de Lugo. II La Casa de Niebla



Cabeza de Dragón. Monasterio S. Isidoro del Campo

Fernando Herráiz Sánchez



El fundador y el linaje.
En 1294, reinando Sancho IV, la plaza de Tarifa fue sitiada por los moros. Un caballero cristiano de reconquista defendía el bien fortificado castillo, y los atacantes desesperaban de tomarlo. El propio Yusuf, rey de Fez, dirigía el cerco, y no se sabe bien cómo, consiguió apresar a un hijo del alcaide. Llevó al muchacho ante la muralla, y exigió la rendición de la plaza, pues de lo contrario sería pasado a cuchillo a la vista de todos. El alcaide no vaciló, y pronunció el célebre si ha de hacerse, que sea con mi cuchillo, mientras arrojaba el arma muralla abajo. El chico murió, pero el castillo resistió. El caballero era Alonso Pérez de Guzmán, muy pronto conocido como Guzmán el Bueno, fundador del linaje de los que serían Condes de Niebla, y más tarde Duques de Medina Sidonia.
El episodio se convirtió en leyenda y fue repetido durante siglos, convirtiendo al Guzmán en un héroe cristiano solo un escalón por debajo del Cid Campeador..., pero..., Guzmán el bueno no era cristiano. Al menos no cristiano viejo. Luisa Álvarez de Toledo, con quien nos sentimos en deuda, publicó en 2005 un documento que lo atestigua. Se trata de un privilegio de 1288 por el cual Sancho IV autoriza al Guzmán a llevar 300 cahices de grano “a allen mar do el es”i. Allen, allende, o más allá del mar, lugar de procedencia del Guzmán, era una manera de designar la Berbería. Y efectivamente, el personaje entra en la historia como recaudador de impuestos al servicio de Aben Yusuf, primer monarca Benimerín de Marruecos.
En Castilla, el infante Sancho se había levantado contra su padre con el apoyo del rey de Granada. Para equilibrar las fuerzas, Alfonso X recurrió a Yusuf, iniciándose una contienda en la que moros y cristianos combatían en ambos bandos. Así, Pérez de Guzmán llegó a Andalucía de la mano del rey de Fez para socorrer a El Sabio. La guerra se prolongó, tiempo en el que el Guzmán se acomodó a los hábitos castellanos. Recibió donaciones de tierras de su nuevo patrón, y casó con María Alphon Coronel, rica heredera sevillana. Cuando la balanza parecía inclinarse a su favor, Alfonso X murió repentinamente..., y Sancho ocupó el trono. El Guzmán hubo de regresar a Marruecos, donde, según las crónicas, reunió una fortuna considerable. María Alphon no se movió de Sevilla, y recibió de su marido remesas de oro que invirtió en la compra de tierras y aldeas. Parece que el centro de gravedad de sus intereses se trasladó a Castilla, pues en 1292 o 1293, el Guzmán cambió de bando y pasó al servicio de su ex-enemigo Sancho IV, quién lo nombró alcaide de la recién tomada plaza de Tarifa...seguir leyendo



lunes, 28 de octubre de 2013

El imaginario de Alonso Fernández de Lugo. I

De las Judeas Nueva y Pequenna.
Fernando Herráiz Sánchez

Sello de Salomón. Artesonado Iglesia S. Juan Bautista. La Laguna

    Interesante trabajo dividido en tres partes de Fernando Herráiz Sánchez con el que consigue arrojar luz sobre algunos episodios de este personaje y otros también relevantes en los tiempos de la conquista de Canarias y de su, cuando menos curiosa relación con el judaismo. En breve publicaremos la segunda y tercera partes que vienen a completar este trabajo de investigación.


A mediados de 1505 Alonso de Lugo anunciaba que “...antes de muchos tiempos verían maravillas en esta isla”i. Tenerife era entonces una incipiente colonia con menos de quinientos vecinos ocupados en afianzar una economía de subsistencia, y en la principal fuente de ingresos de la élite local: la exportación azucarera.
Tres años más tarde las maravillas se habían esfumado, y El Adelantado y su numeroso clan de parientes, criados, paniaguados y naturales de Gran Canaria, luchaban por conservar el poder en Tenerife y La Palma. La situación era delicada. Al de Lugo le habían retirado las varas de gobernación de ambas islas, y estaba formalmente acusado de grave deslealtad (traición) al rey.
El objetivo de esta serie de artículos es intentar desentrañar las claves de tan brusca mudanza, sus razones y sus consecuencias. Para ello es necesario situar a Alonso de Lugo y los suyos, en el contexto de los vaivenes experimentados por las monarquías peninsulares en los años mencionados.
Entre 1505 y 1508 las coronas de Castilla y Aragón cruzaron el punto de no retorno de lo que podría denominarse una cierta idea de España. El proyecto incorporaba un programa más o menos explicito que abarcaba todos los ámbitos de la vida social: economía, administración, política interior y exterior, cultura, ciencia, matrimonios, costumbres, tecnología, minorías étnicas... y religión. En definitiva, un completo ideario o imaginario colectivo que en sus líneas maestras permaneció vigente al menos cuatro siglos, y del cual no nos hemos emancipado completamente.
Es difícil exagerar la transcendencia de aquellos años. Vistos en perspectiva, existe cierto consenso en propugnar que los cambios introducidos por Los Católicos eran inevitables, pues sintonizaban con la marcha de los tiempos. Es opinable. Sea como fuere, lo que nos interesa señalar es el hecho de que paralelamente al plan de Isabel y Fernando, existió un ideario o imaginario alternativo. Un imaginario que tuvo oportunidad de triunfar.
También que el de Lugo y su clan participaron apreciablemente del mismo, y sus actos y movimientos son difícilmente compresibles sin referirnos a ambas posturas enfrentadas. El protagonismo del Adelantado no fue de primer orden. Pero tampoco se ajustó a lo que cabría esperar de un gobernador de colonia distante y de escasa relevancia económica. Sus habilidades políticas, la historia, y especialmente la posición geográfica del archipiélago, lo convirtieron en algo más que un simple peón. De todo ello hablaremos.
A estas alturas quizá parezca estéril u ocioso indagar sobre la identidad de Alonso de Lugo. Están disponibles multitud de artículos, semblanzas, genealogías, monografías, y un abundantísimo registro documental sobre el personaje. Sin embargo, llama la atención que hasta la fecha no se le haya dedicado una biografía de cierta entidad. Otros de menor relevancia la han merecido. A tenor de esta circunstancia, y de nuevos estudios y hallazgos documentales, no creemos impertinente comenzar preguntándonos ¿quién fue realmente Alonso Fernández de Lugo? ...seguir leyendo


La Candelaria de Adeje

                                                                                                  Fernando Herráiz Sánchez.                 ...

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