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miércoles, 23 de abril de 2014

Fragmento*

Foto: Pedro Torres
(...A veces, cuando me acuesto y me dispongo a dormir me viene a la cabeza la idea de la muerte, no como un peligro o un miedo a que me pase algo concreto en ese momento, sino como la única realidad que conocemos, esa idea me intranquiliza, me incomoda, me angustia, entonces me digo a mi misma que de nada sirve rebelarse ante los hechos consumados, eso y el sueño, me ayudan a pasar el mal momento.

La muerte es como esos camiones inmensos cargados de cemento, que te encuentras en las autopistas, van dejando una estela blanca y una nube de polvo contadora de historias de la nada, de lugares inhóspitos donde hombres cansados y desaliñados descargan toneladas de cemento para construir ciudades o carreteras, lugares solitarios, secos y rodeados de alambradas y polvaredas, los intuyo ansiosos y un poco angustiados por haber terminado haciendo esta vida y no otra más respirable.

Otras veces, la muerte, te toca con los nudillos en la ventana de la duermevela para recordarte que es ella la única, la verdadera reina de la Creación, la que te ha acompañado desde tu nacimiento.

Observar a la gente bebiendo sola en los bares, al tiempo que mete monedas de manera convulsiva en las máquinas tragaperras, me producen la misma ansiedad que los camiones, almas en pena en transito por esta vida, anónimos, fracasados. Esta antesala de la muerte para ellos es un verdadero infierno, donde no pueden dominar sus impulsos, no tienen quién les escuche, en realidad se retuercen de dolor pero nadie parece verles.

También está la vieja demente que se sienta cada tarde en la plaza, frente al parque donde juegan los niños,repite continuamente: «soy vieja y caprichosa, soy vieja y caprichosa», Su marido un viejo que conserva aún su cordura la acompaña, recrimina y cuida como si fuera una niña pequeña.

Observo desde mi mesa en la terraza del bar, tomándome una cerveza, todo este ir y venir de dolor con la soberbia y autosuficiencia que me da mi autonomía o esta tregua que he firmado con la muerte, me va a permitir tomar nota de todas estas cosas y contarlas, de la manera más bella posible, el dolor humano a veces tiene una belleza brutal, ¿será lo que subyuga a los poetas? me gusta pensar que en el fondo siendo la más errante de todas las almas solo permanezco aquí impasible ante este dolor tomando una cerveza porque se me ha encomendado contarlo.

Mi tesoro está en la caja de las lavativas anales, en la balda más baja de la librería, la construí con una caja de botas altas que me encontré en la basura, me gustó porque era lo suficientemente grande como para hacerle un doble fondo, debajo el tesoro y arriba una pera de agua y un frasco blanco que solo contiene agua, la pera nunca la utilicé realmente, solo tiene un papel disuasorio por si vienen a registrar mi cuarto cuando no estoy, no me fío ni un pelo de mi casero, seguro que es de los que husmea en las habitaciones de sus inquilinos cuando salimos, él vive allí y no tiene más ocupación que cobrarnos el alquiler, hacer labores de mantenimiento y especular sobre nuestras vidas, aunque de este extremo no estoy convencida, el asco y la repulsión que puede producir la sola palabra lavativa es una garantía de que Pablo, el casero, no pondrá sus manos en mi tesoro.

Fue muy amable conmigo cuando le alquilé la habitación, es un hombre espigado, puede rondar los sesenta años, me lo encuentro en plena bajada en el escalafón social, seguro que se crió en lugares mucho más lujosos que este mamotreto gris, esta es su caída del cielo de los privilegiados al mundo real. A pesar de su ocupación actual, hospedar a seres errantes y solitarios que no pueden permitirse nada mejor y que poca gente echará de menos cuando se mueran, se ve que en otro tiempo frecuentó lugares más glamurosos.

Racismo, clasismo, son actitudes que se esconden tras un ligero barniz de modernidad y anchura de miras, afloran al primer golpe de aire, ante la más leve amenaza de usurpación, ante la más elemental reivindicación de igualdad en lo profundo, a todo el mundo le gusta llevar a un negro, una india o un artista sin recursos a sus fiestas, infiere un punto de progresismo, un caché mundano difícilmente sustituible por una planta carnívora o un plato de insectos caramelizados.

He sido víctima de esas actitudes encubiertas en muchas ocasiones, en cuanto bajaba la guardia y empezaba a sentirme de verdad integrada en cualquier grupo humano de esta catadura, a pesar de que puedo pasar por una blanca burguesa, tarde o temprano acaban descubriéndome y teniendo hacia mi alguna actitud discriminatoria, hiriente, más o menos encubierta con alguna disculpa educada pero que mi sensibilidad extrema lo percibe aún antes de que suceda, desde que les está pasando por la frente la idea de excluirme yo lo estoy notando, es como si me clavasen un estilete en el corazón, pero a estas alturas solo molesta un poco al primer empujón, como los agujeros de las orejas cuando llevas tiempo sin usar zarcillos, duele un poco al ponértelos pero la punta afilada encuentra el viejo camino horadado, no es la primera vez que me clavan esos estiletes aunque a veces el hueco parece que se ha cerrado, sobre todo si paso tiempo en guardia y procuro no relacionarme ni crearme demasiadas expectativas de sentimentalismo con las personas, a mi nadie me quiere de verdad y eso es así, cuando hablo nadie me escucha con interés, no se cuando me convertí en anécdota, supongo que seria nada más nacer en el preciso momento que mi propia madre decide que yo seria una especie de hija de segunda categoría, relegada siempre frente al hijo mayor varón.

El silencio es la mejor solución pero cuando eres joven, inteligente e impulsiva difícilmente te callas, sin embargo qué descanso me procura el silencio en este momento de mi vida, cuantos años han tenido que pasar para aprender a callar.

Lo bueno de este hostal es que no tengo que hablar con nadie, es un edificio de dos plantas feo y rectangular, mi habitación está en la primera planta, un largo pasillo con tres habitaciones a cada lado lleva a un amplio ventanal al fondo desde donde se ve un jardín con una Ceiba majestuosa que permanece en aquél patio erguida desde hace siglos, sabedora de cosas.

Decía Alejo Carpentier que en la Ceiba no anidaban nidos los pájaros porque a ella no le interesaban los solos pífanos ni las músicas de cámara, sino las sinfonías de los vientos viajeros que le narraban la historia del mundo. ...)
JuanaSantana


*Fragmento de mi próxima novela, que aún no tiene titulo definitivo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

EL FIN DEL MUNDO ( O RAMÓN ) La creación de los inventos primarios


NOTA DEL AUTOR

Las ideas plasmadas en este libro, son como simples fotografías mentales, captadas por mis sentidos al pasar por esta época. Escondiendo denuncias sobre el deterioro del planeta, que afectan a los seres vivos, incluida la raza humana, enumerando responsabilidades y exigiendo alternativas. Aunque la advertencia quizás llega demasiado tarde, confiemos en que no.
Es un libro de concepción totalmente automática e instintiva, con premoniciones, sueños y otras visiones. Imágenes intermitentes que se mezclan en un absurdo y mágico mundo, novelesco, caótico, contradictorio, utópico y programado. …“Estos Dioses Son Unos Descarados Su Fin Último Es Destruirnos” dijo Ramón. “O quizás quieren hacer del planeta un gran campo de concentración y exterminio” dije yo...
También puede ser el muro de las lamentaciones: Un libro puede ser el lugar a donde uno va a lamentarse. Como si un poder sobrehumano nos estuviera escuchando atentamente... Al mismo tiempo, profundiza desordenadamente en el estudio teológico, político y social sobre la auto-liberación humana, como única meta a conseguir.
En conjunto es una aberración literaria, confusa y contradictoria, como queriendo reinventar la escritura Zen, pero sin renegar de lo absurdo. Descubriendo ciertos poderes mentales, practicados ya ocho mil años a. de C.
El surgimiento de sensibilidad que se avecina, causa firme regularidad mental. (Patanjali)
Un rompecabezas de historias surrealistas enlazadas con aforismos trascendentales e inquietudes intimas, formando en su conjunto un panfleto dada contestatario. Cabreándome en mi intimidad y respetando mis sentimientos, como libre expresión artística o anti-artística, según se mire, liberalizada y exenta de miedo. ¡que miedo¡
La transformación a otra forma de vida existe, por el fluir de la Naturaleza. (Patanjali) Ese es el fin último (Escribí el futuro en un rollo de papel de los antiguos teletipos).
O sea, que parece que si los Mayas tienen razón, ¿el 24 de Diciembre de este año ósea 2012 nos trasmutaremos en haces de luz?
He estado años esperando acontecimientos para poder finalizar actualizado este libro y creo que es el momento de finalizarlo, empecé en 1972 bajo la dictadura y lo doy por acabado en Enero de 2012 bajo el imperio bipartito, Nada ha cambiado en estos años. Aunque este libro debería ser interactivo, es decir que las opiniones fueran interactivas y no fijas ya que las opiniones se hacen en el presente y en un futuro no muy lejano quedan desfasadas, por eso me ha costado cuarenta años actualizar este libro y ya digo que mañana estará desfasado...
El experimento era fusionar 4 libros en 1: El Fin del Mundo, Ramón, La Familia de los Ángulos Amorosos y Los 100 aforismos de Patanjali.
Manuel García Saiz
 
NOTA DEL EDITOR
  (Jeromm)
Este escrito se irá publicando por capítulos, su autor así lo desea, además, también quiere que este capítulo primero, lo puedan leer la mayor cantidad de gente posible pues según él es posible que pronto no haya nada que leer y se acabe de forma inesperada la civilización que conocemos, por si o por no, el escrito se conserva en un pergamino especial, protegido de las posibles contingencias o cataclismos que se puedan producir, por lo menos estará ahí cuando las futuras civilizaciones, desentierren los cimientos de el populoso barrio de este artista tan previsor. Dado que el autor tiene la mala costumbre de comer, pues, ha creído conveniente que  los próximos capítulos  los ofrecerá por una modesta  cantidad,   (1 €uro).  Intentaremos publicarlos  cada quince días.
Aparte de toda la cuestión estratégica y pecuniaria, debemos decir que este escrito les resultará como mínimo sorprendente, espero que les entretenga y divierta durante su lectura y que por lo menos nos haga viajar un poco y separarnos de esta realidad que parece más catastrófica y surrealista que cualquier narración que se precie... 

viernes, 9 de marzo de 2012

El mundo de Murakami


(...Los dos se quedaron mirando de pie, delante de la taquilla de la estación de Shinjuku. Fukaeri lo miraba a la cara mientras lo agarraba de la mano. La gente pasaba apresurada alrededor de ambos. Como la corriente de un río...)
   Haruki Murakami
                                                         


Haruki Murakami ejerce sobre mi un extraño sortilegio, cuando leo uno de sus libros cualquier cosa me parece posible, empiezo a entender conceptos tan abstrusos como los gusanos del tiempo y los agujeros negros, me veo a mi misma trascendiendo más allá de la vida cotidiana donde todo está medido, pensado y delimitado genética y socialmente, desde mucho antes de que mi bisabuelo inseminara a mi bisabuela. El tiempo se dobla como un pañuelo, camino por un estanque lleno de nenúfares muy digna de tener en cuenta, puedo entrar en el fondo de un pozo retirar la escalera y no sentir ni pizca de miedo, los monstruos más peligrosos son los que habitan en nuestro pensamiento, en nuestros recuerdos y en las situaciones sin resolver que se enquistan bajo los pliegues de la memoria y acuden a asustarnos a poco que reine la oscuridad y el silencio.
Si antes no era capaz ni de alongar mi cabeza en dirección al pozo, leyendo a Murakami, me veo dentro de él como Kafka su personaje “de Kafka en la orilla”, mis manos de pronto se vuelven dúctiles o duras como el mármol en función del conflicto que toque resolver, lo mismo sucede con los sabores o los olores, Murakami nunca deja un fleco sin resolver, sus criaturas son elegantes y comen frugalmente, son limpias , parcas y enfrentan el mal, que siempre se encuentra justo debajo de la riqueza la opulencia y el éxito social, será por eso que yo quisiera vivir por siempre en una novela suya, entrar en ese minimalismo existencial donde el pensamiento preside el milagro de las cosas que suceden pero no se descuida el equilibrio de todo lo que se ve y se toca, la elegancia que adorna a cualquier personaje de Murakami en el vestir o en sus gustos intelectuales tal vez es solo su álter ego que necesita de toda esa armonía para no despegar más allá de la realidad y entrar definitivamente en ese gusano espacio tiempo que él conoce tan bien.
El mundo de Murakami tiene un orden muy similar al que tenían mis mundos creados en el espacio exacto donde me encontraba en cada momento cuando era niña, era capaz de recrear mi hábitat completo en el hueco de una escalera, en el asiento de una guagua, o en una esquina de la consulta del médico mientras esperaba, mi mente se entretenía creando un lugar para vivir, desafiando las leyes de los espacios y los volúmenes, como si yo misma fuera elástica y estuviera rodeada de objetos de la misma naturaleza.
Literariamente declaro que amo a Murakami por sobre todas las cosas.
 
                                                         Juana Santana
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martes, 31 de enero de 2012

Mujeres con gafas de Luna

Portada de Fran Feo Flip
Como veníamos anunciando Mujeres con gafas de luna, última obra de Juana Santana, ha sido editada en papel por Ediciones Idea-Aguere, por lo que la podrán encontrar en las librerías a partir de hoy. Esta novela viene a completar una trilogía de la que forman parte Todos contra la pared y La suerte de la memoria.
La portada es obra de Fran Feo Flip, decir que la imagen que ven de la portada está tomada con baja resolución por lo que no se aprecia bien el  trabajo de Flip, desde mi punto de vista (tengo el libro en mis manos) una portada excelente que conecta directamente con la esencia del texto, que por otra parte se muestra desprovisto de subterfugios para enseñar directamente lo que importa, lo que la escritora quiere decir y dice... Les animo a comprar esta obra no muy extensa en su número de páginas (82) pero que encierra un corpus repleto de sensibilidades y sensaciones que nos incumben o nos han afectado a todos alguna vez...

Sinopsis:
Lucía aborda su propia madurez ayudada por la presencia inevitable de una niña que no es otra que ella misma, en un trasunto del tiempo se analiza el mundo y los cambios desde los ojos de la niña y de la mujer, tiene que despedirse de la juventud y dejar marchar a la niña. Un suceso inesperado le permite ese tránsito ineludible y le abre caminos allí donde parecía que no había nada.

Si quieres adquirirlo en formato digital, está disponible aquí 

domingo, 22 de enero de 2012

El azar de la literatura

                                             

Los libros siempre tuvieron el poder de encontrarme, me limitaba a ponerme delante de los estantes de las libreras y dejaba vagar mi vista con la mente en blanco hasta que uno de ellos me encontraba, cuando eso sucedía me lo llevaba a casa y lo leía casi siempre con voracidad.
Aglaja Veteranyi
Cada libro iba dejando un poso, un sedimento, que iba alimentando el azar para poder seguir siendo encontrada por ellos. El acto de leer siempre ha sido mágico, ni los años ni el número ingente de libros leídos han logrado quitarle esa magia.
Al principio atesoraba libros, no solo los deglutía y los incorporaba a mi bagaje vital sino que los quería poseer, de tal modo que con el tiempo me vi con un material bibliográfico demasiado grande, para alguien como yo, que nunca me había ocupado  en serio de tener  casa propia inquilina impenitente, viajera y díscola como soy, decidí con muy buen criterio, hacer uso de las bibliotecas públicas y es en ese lugar donde en los últimos días he sido encontrada por una novela de Aglaja Veteranyi escritora rumana completamente desconocida para mi hasta ese momento, el libro se llama: por qué se cuece el niño en la polenta.
Es la historia de una familia de artistas de circo que huyen de la Rumanía de Nicolae Ceausescu, y su hermana le cuenta múltiples versiones del niño que se cuece en la polenta para que el miedo la mantenga ocupada y no piense en lo que es realmente terrorífico, que su madre se caiga y muera.
Van de caravana en caravana, de hotel en hotel, la niña en cada lugar pone un trapito azul muy cerca de su almohada, es el mar, así siempre lo tiene cerca, cuando se va a dormir tapa el mar con el albornoz de flores de la madre para que no se la coman los tiburones.
La niña poco a poco con un lenguaje que a primera vista pudiera resultar naíf, nos va adentrando en un universo  femenino donde están ella, su madre, su tía y su hermana solo de padre, que se volvió loca porque su padre la quiere como mujer, por eso su madre a ella nunca la deja sola.
Él va y viene y a veces la madre dice que es su hermana delante de otros hombres, en esos casos la madre huele como otra persona y ella no la deja dormir en su cama, la madre duerme en el suelo y ella sueña con miedo porque se olvida que ya no está en su tierra donde ni siquiera en sueños se puede pensar libremente “porque te pueden llevar a Siberia,” sabe que no puede tampoco gritar “no grito he tirado mi boca a la basura”.
Relato lleno de imágenes, habla de la pobreza material de la que procede y de esa otra pobreza que mira con asombro en un Occidente donde son más importantes los perros que las personas, gente que tiene la ducha con el agua muy caliente y el corazón congelado.
La figura paterna es un payaso, no es triste, es solo un payaso, todos los payasos son tristes, siempre lo sospeché.
El circo tiene esa apariencia alegre donde parece que todos son una gran familia pero no es verdad, lo cierto es que bajo las carpas, en las jaulas de las fieras y en las caravanas se cuece como la polenta a muchos grados centígrados las penurias, la tristeza y la soledad, parece que la trapecista nunca va a caer, a veces sucede y se rompe el cuello, otras el león terminará arrancándole la cabeza  a la domadora, por eso la muerte es una invitada más a la mesa cada día, junto con los sueños de la tierra firme, de la casa grande y luminosa que nunca podrán llegar a comprar, entretanto la vajilla viaja en maletas y hay que reponerla cada dos por tres porque se rompe de tanto traqueteo.
“Cuando el niño se murió, Dios lo coció en la polenta. Dios es un cocinero, vive dentro de la tierra y se come a los muertos. Con sus grandes dientes puede romper todos los ataúdes.”
“Cuando cantamos siempre se me saltan las lágrimas. No aguanto la alegría”.
Es un gusto para mi presentarles, a quienes no la conozcan, a esta escritora rumana que murió prematuramente, y nunca vio publicada su novela, actriz y escritora, quiso dejarnos antes de irse definitivamente la historia de su infancia y adolescencia en el circo y en el exilio, exquisita y originalmente escrita, con sabor a polenta cocida, humilde pero muy nutritiva.
                                                                 Juana Santana

Aglaja Veteranyi
Por qué se cuece el niño en la polenta
Ediciones lengua de trapo SL.2001
www.lenguadetrapo.com

domingo, 3 de julio de 2011

Carta a Manuel Vicent a propósito de “Verás el cielo abierto”*


Querido Vicent: al terminar de leer su obra: “verás el cielo abierto” entendí, junto con usted, que nos puede ir de una u otra manera después de la muerte ; se puede crecer, incluso aprender, para más tarde volver a morir definitivamente. Usted evoca ésto que le digo, en un pasaje de la novela, recordando una niña que murió en uno de tantos episodios de la guerra civil española que pueblan el libro. Se puede uno morir con la primera bocanada de realidad o de conciencia, aprender y ser mejor para caminar con tiento y dignidad hacia la muerte definitiva.
Me entretengo en calcular el tiempo que lleva usted en este mundo, si tenia seis meses en 1936 cuando estalló la guerra, habrían de pasar aún veinticuatro años para que yo naciera en 1960, y hacia esta cuenta por ver si la vida podría barajar la posibilidad de que usted y yo coincidiéramos, ya viejos ambos, bajo algún cielo abierto después de tantas muertes pasadas, en cualquier lugar tomando cualquier cosa.
Entonces le explicaría como buenamente pudiera y corriendo el riesgo de aburrirle, como sus artículos de la contraportada de El país, daban forma hermosa y coherente a todo lo que yo pensaba, vislumbraba o sospechaba de la realidad que entonces nos tocó vivir, en esos años de transición de la dictadura a ésto que tenemos ahora, y que me resisto a llamar democracia, porque me cansé ya de ser yo quién ponga siempre la moderación frente a los excesos de los demás.
Usted nos daba argumentos para rebelarnos y rebatir el discurso imperante en aquellos años y que no difiere mucho del que mantienen ahora, los mismos, aquellos que como su padre estuvieron empeñados en que dios y la iglesia lo malograran, dedicándose a su ministerio, dudo mucho que entre esos rufianes usted hubiera podido morir de a poco para aprender a ser enorme como ha sido en la literatura, un mundo mucho más flexible con las debilidades y menos reñido con la verdad y la justicia.
Hoy he descubierto a otro Manuel Vicent, el escritor que mejora al articulista que creí inmejorable.
Entre toda las reflexiones que hace usted en la obra que todavía me late en los dedos,abundan destellos de magnifica literatura universal, de una belleza tan brutal que me apabulla, haciéndome sentir un gozo estético sólo comparable al que pudiera producir la naturaleza salvaje, en algunas de sus múltiples estampas.
Afortunadamente me queda un montón de libros suyos que leer, supongo que no será casualidad que al elegir leer su libro de todos los disponibles en la biblioteca, he visto el cielo abierto.



Juana Santana


*VERAS EL CIELO ABIERTO Manuel Vicent Imagen Edición de bolsillo. Imagen EDICIONES ALFAGUARA, S.A. - GRUPO SANTILLANA 2005
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La Candelaria de Adeje

                                                                                                  Fernando Herráiz Sánchez.                 ...

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