Cabeza
de Dragón. Monasterio S. Isidoro del Campo
Fernando Herráiz Sánchez
El fundador y el
linaje.
En
1294, reinando Sancho IV, la plaza de Tarifa fue sitiada por los
moros. Un caballero cristiano de reconquista
defendía el bien fortificado castillo, y los atacantes desesperaban
de tomarlo. El propio Yusuf, rey de Fez, dirigía el cerco, y no se
sabe bien cómo, consiguió apresar a un hijo del alcaide. Llevó al
muchacho ante la muralla, y exigió la rendición de la plaza, pues
de lo contrario sería pasado a cuchillo a la vista de todos. El
alcaide no vaciló, y pronunció el célebre si
ha de hacerse, que sea con mi cuchillo,
mientras arrojaba el arma muralla abajo. El chico murió, pero el
castillo resistió. El caballero era Alonso Pérez de Guzmán, muy
pronto conocido como Guzmán
el Bueno, fundador
del linaje de los que serían Condes de Niebla, y más tarde Duques
de Medina Sidonia.
El
episodio se convirtió en leyenda y fue repetido durante siglos,
convirtiendo al Guzmán en un héroe cristiano solo un escalón por
debajo del Cid
Campeador...,
pero..., Guzmán el
bueno
no era cristiano. Al menos no cristiano viejo. Luisa Álvarez de
Toledo, con quien nos sentimos en deuda, publicó en 2005 un
documento que lo atestigua. Se trata de un privilegio de 1288 por el
cual Sancho IV autoriza al Guzmán a llevar 300 cahices de grano “a
allen mar do el es”i.
Allen, allende, o más allá del mar, lugar de procedencia del
Guzmán, era una manera de designar la Berbería. Y efectivamente, el
personaje
entra
en la historia como recaudador de impuestos al servicio de Aben
Yusuf, primer monarca Benimerín de Marruecos.
En
Castilla, el infante Sancho se había levantado contra su padre con
el apoyo del rey de Granada. Para equilibrar las fuerzas, Alfonso X
recurrió
a Yusuf, iniciándose una contienda en la que moros y cristianos
combatían en ambos bandos. Así, Pérez de Guzmán llegó a
Andalucía de la mano del rey de Fez para socorrer a El
Sabio.
La guerra se prolongó, tiempo en el que el Guzmán se acomodó a
los hábitos castellanos. Recibió donaciones de tierras de su nuevo
patrón, y casó con María Alphon Coronel, rica heredera sevillana.
Cuando la balanza parecía inclinarse a su favor, Alfonso X murió
repentinamente..., y Sancho ocupó el trono. El Guzmán hubo de
regresar a Marruecos, donde, según las crónicas, reunió una
fortuna considerable. María Alphon no se movió de Sevilla, y
recibió de su marido remesas de oro que invirtió en la compra de
tierras y aldeas. Parece que el centro de gravedad de sus intereses
se trasladó a Castilla, pues en 1292 o 1293, el Guzmán cambió de
bando y pasó al servicio de su ex-enemigo Sancho IV, quién lo
nombró alcaide de la recién tomada plaza de Tarifa...seguir leyendo
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