Humo denso, gris, taberna, la Fée Verte como agua se tira por el trampolín de la laringe, lubricando así las conversaciones surrealistas que se de-generan, el saxofón llora, la chica del fondo se ríe, el viejo se tropieza, el aire se carga, todo en un bucle rítmico. La escala armónica menor nos propone una danza arabesca, cíclica, la percusión nos mueve, las drogas nos ayudan a entenderlo, bailamos con nuestros demonios y mañana mas café y recuerdos.
Pedro Torres (El niño Maldito)
Llega la espiral
aquí no hay tiempo. Cuando metí a Pedro a estudiar Música con
cuatro años le dije a su joven profesor: enséñale a amar y
respetar la música, quiero que sea músico.
“Me duele”, ya
de lleno en la ezquizo del flow recuerdo, cuidado con lo que deseas
se puede hacer realidad.
“La gente es tan
extraña” quería que mi hijo fuera un magnifico ejecutor de
Mozart, no un Mozart, un puto genio buscando siempre el cielo con
las uñas sucias de arañar la tierra.
Mi vida hubiera
sido otra si hubiera parido un Solista de la Orquesta Nacional, con
uñas, cuellos y puños inmaculados, con lo necesario para comprar
“bienestar”, me hubiera quedado tiempo para dormitar en la inopia
o cargar solo con mi personal psicosis, y no esta montaña rusa en la
que se convierte la vida cuando has parido un genio, cuando has
parido al niño maldito, al Cálido Lehamo no lo parí pero
perfectamente con mi suerte le hubiera podido parir también.
Estos cabrones han
decidido hacer música en serio, las letras, los beats de Niño
Maldito, la mezcla y master de El Cálido Lehamo, los scratching
de Edac Selectah.
Solo se me ocurre una palabra: Respeto.
Han Pasado dos
años metidos en la espiral que no es otra cosa que un huracán,
ellos viven ahí, en en su ojo, son de verdad, son esclavos del
capitalismo, de la locura de la negación, andan despiertos en medio
del huracán con los ojos como platos repitiendo una y otra vez la
misma pesadilla, hasta que cagan y sueltan toda la mierda, gestos,
textos, Olimpo, inventos, están solos en el cielo.
En el cielo, ven
“paquí” ya. No quiero ni verlo, mi gente está tocando el cielo
con las manos, no quiero ni verlo. Se lamen las heridas porque la
vida hiere, es lo que me calma y punto, amor para esta mierda, fuera
está el mundo gris, se vaticinan nuevas víctimas, la vida no es
segura, la muerte sí.
Mis gatos están
tramando algo, se ríen hace un rato, resguárdate en el humo, al
menos no verás la puta cara del verdugo, todo llega, el dinero la
avaricia, los problemas, hoy hace un día perfecto para cagarse en
Dios.
Juana Santana
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