A Pedro Torres ya no
le interesa transgredir las normas de la buena sociedad ni siquiera
denunciar sus miserias más execrables, con el paso de los años y
coincidiendo con su maduración, irremediablemente ligada a la suma
de años que se van añadiendo a la biografía del creador y de la
persona, se ha convertido en testigo de lo que sucede y como tal lo
expone y lo firma, tal vez por eso ha sido necesario dar un paso más
allá del Hip Hop o del Rap, que están siendo fagocitados por la
sociedad burguesa, que deglute todo y luego lo caga y lo vende con
sus propios códigos de barra.
Este testigo llamado
Niño Maldito se desmarca de manera natural de la vaguada por donde
van todas las reses al matadero y se tira al monte del Trap donde
solo hay riscos y desfiladeros, hay que ser muy hábil para no caer
por alguno de ellos y reventarse en la ordinariez y la vulgaridad del
puro sexo y la pura sobredosis sin alma.
Maldito es un músico
y un letrista excepcional , no lo ha tenido que aprender, nació con
estas habilidades, sólo las ha depurado, y mediante su inteligencia
y lucidez transformado en joyas como Werther que no ha podido ser
ignorado ni por la prensa burguesa.
Este testigo que se
hace llamar Niño Maldito es una fuente inagotable de creatividad y a
su lado y a la par crecen y florecen otros grandes creadores,
músicos, artistas del diseño gráfico, técnicos iluminadores,
cineastas, fotógrafas.
Alrededor de Werther
se movió un Universo alucinante de gente que dio lo mejor de si
misma por puro amor al arte, el resultado final lo pudimos ver los
que tuvimos la suerte de asistir a la sala Hangar de Barcelona el
pasado 10 de diciembre, un espectáculo original, sugerente,
demoledor, donde se podía ver todo el inmenso trabajo y la
dedicación que había detrás y donde brillaron todas las
constelaciones alrededor del sol que esa noche era el Niño Maldito,
igual que otras noches él mismo ha girado alrededor de otros soles
igual de refulgentes, porque en Barcelona se está dando un fenómeno
cultural y artístico que se estudiará en las facultades las
próximas generaciones, fenómeno en cuyo epicentro Canarias tiene un
lugar destacado.
Entre esos artistas
y procedente de Gran Canarias está Adrián León Arocha un joven
cineasta que los colegas llaman “Almodovar “ y no es por
casualidad, es más bien que todos sospechan que este crío que no ha
cumplido ni los 25 va a ser el próximo Almodovar de la
cinematografía española.
Le vi en casa del
niño cuando llegué a Barcelona dos días antes del Concierto
presentación de Werther, cámara en mano rodando todo, preocupado
y mortificado por su trabajo, vulnerable, es en esa mortificación
donde se cuece a fuego lento la genialidad.
Adrián era la
sombra del Niño Maldito grabando “full time”, nos acostumbramos
tanto a él que ni cuenta nos dábamos de que estábamos siendo
grabados, como si de un Gran Hermano de nuestro Universo Particular
se tratara, un Gran hermano con un solo objetivo, un ojo inteligente
que buscaba los puntos de inflexión del personaje, el enfoque
exacto que quería dar a la historia que le bullía en el estomago y
que necesitaba contar.
una película
puramente conceptual que no necesita apoyarse en ningún discurso
previo que explique la naturaleza de lo que se ve sino que viéndola
entendemos todo, la verdadera esencia de las cosas, el verdadero
concepto, lo que es Werther y quién es Niño Maldito.
Larga vida al arte.
Juana Santana
En el disco werther se incluía una carta escrita a mano, ¿alguien sabe dónde puedo conseguirla?
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