Sección dedicada al comentario de actualidad económica
“No
sabemos lo que pasa, y eso es lo que pasa”
J. Ortega y Gasset.
9 de Mayo de 2012. Hoy hablamos de:
CONSPIRACIONES: LAS CUENTAS DEL C.N.I.
Y EL EXTRAORDINARIO CASO DE ANTONIO ROMERO.
En un reciente artículo
(El País, 26.3.12), José Luis Barbería nos informa de un discreto
encuentro entre la cúpula de los servicios secretos españoles,
encabezada por su director Félix Sanz Roldan, y un escogido grupo
de empresarios y miembros del cuerpo diplomático. La reunión giró
en torno a la profunda reorientación de las actividades del Centro
Nacional de Inteligencia (CNI) tras el alto el fuego permanente de
ETA, y su previsible desaparición. Alrededor de un tercio de los
espías españoles (más de un millar) se han dedicado durante
décadas al seguimiento, infiltración y neutralización de la
organización. ¿Cuál será su nuevo destino?
La respuesta de Sanz
Roldan tiene que ver con el concepto en boga en el mundo de los
servicios secretos: Inteligencia Competitiva. Es decir, espionaje
económico. Nuestros 007 van a tener que aprender economía, y de
hecho ya lo están haciendo. El CNI tiene en marcha una cátedra y un
instituto de Inteligencia Competitiva en las universidades Juan
Carlos I y Carlos III.
Barbería recoge también
unas declaraciones de José Luis de la Fuente O´Connor, responsable
de la oficina de vigilancia e Inteligencia Operativa de Iberdrola:
“Hay una guerra económica permanente no declarada porque en el
mundo de la competencia económica y comercial las relaciones entre
empresas y estados no son precisamente versallescas. Chinos y rusos
destacan por su agresividad, pero no son los únicos que participan
en la brutal pelea por hacerse con los mercados; todas las potencias
consagradas o emergentes están ahí”
De lo transcendido, se
infiere que el CNI no quiere quedarse a la zaga y pretende transmitir
al empresariado español, al parecer todavía reticente, la necesidad
de “crear sinergias eficientes que impulsen la marca-país” Es
decir, que utilicen sus servicios sin complejos, en una
colaboración-confusión de lo público y lo privado, al estilo
anglosajón.
El asunto tiene miga,
porque..., ¿qué es una empresa española...?
Los capitales y las alianzas van y vienen..., y es público y notorio
que por ejemplo, los intereses de las empresas del IBEX están ya más
fuera que dentro del Reino. ¿A quién terminarán sirviendo los 3500
agentes del CNI que cobran de los presupuestos generales del estado?
Probablemente ni ellos mismos lo sabrán.
El Sr. O´Connor argumenta
que otros lo hacen, y que facilitaría “que nuestras pymes dieran
el paso a la internacionalización” Que me perdone, pero no creo
que en estos momentos sea precisamente labores de inteligencia lo que
necesitan las pymes.
Los especialistas en la
materia suelen dividir las fuentes de información en tres segmentos:
blanco, gris y negro. El primero (alrededor de un 70%) hace
referencia a las de carácter abierto y público. El segundo (20%) a
informes de circulación restringida, pero no secreta. El restante
10%, corresponde al tramo negro del espectro. Robo, chantaje,
intimidación, intervención de comunicaciones y demás actividades
ilegales a las que nos tiene acostumbrado los medios audiovisuales.
Atendiendo a este reparto,
la mayoría de los espías españoles del ramo se dedicarán a
recopilar, clasificar y analizar el ingente volumen de información
económica que circula por el planeta. En definitiva, trabajo de
oficina. El resto, serán destinados a labores de campo
(establecimiento de redes, contactos, infiltración..., y dios sabe
que más).
La vox pópuli admite sin
dificultad la existencia de un entramado oculto e inextricable de
relaciones económicas del que algunos
(los famosos algunos)
obtienen provecho. Y es que, más allá de la tienda de la esquina,
la mayoría de la población nunca ha creído en el libre mercado,
ni siquiera en su versión imperfecta. Así, no hay dificultad en
considerar la actividad conspirativa como algo cotidiano.
Conspirar consiste en
perseguir fines diferentes a los que se proclaman abiertamente. Por
lo que hay conspiraciones legales e ilegales, morales e inmorales,
grandes y pequeñas en todos los escalones sociales. Se conspira en
las familias, en las comunidades de vecinos, en las parroquias y en
las asociaciones de regantes. En los sindicatos, en las empresas, en
los equipos de fútbol y en las cárceles. Y como no, en la política
y en las finanzas.
Entendida de esta manera,
la actividad conspirativa es un rasgo de especie, o pulsión psíquica
propia del ser humano que se manifiesta en todo tiempo y lugar. A
pesar de su perennidad y extensión, la psicología social apenas le
ha prestado atención, lo cual contrasta con el hecho de que todos
hemos sido en alguna ocasión protagonistas o testigos de alguna
pequeña (o no tan pequeña) conspiración.
Por lo que se impone el
razonamiento de que si esto ocurre en mi
familia, en mi barrio, en mi centro de trabajo..., que no ocurrirá
allí donde se dirimen grandes intereses. Esto
lo ha asumido desde antiguo la economía de mercado, de ahí las
normativas y los organismos encargados de reprimir la competencia
desleal, o las conspiraciones para alterar el precio de las cosas.
Luego, se admite con naturalidad que la actividad económica es un
campo abonado para conjuras y complots, y que a poco que se baje la
guardia, se extenderán como hierba de mayo.
Conspiranoico es
un término de gran éxito y reciente acuñación que se aplica al
individuo que sospecha que todo acto de cierta relevancia esconde
motivaciones ocultas. Su uso es despectivo. El estereotipo
difundido en series y películas es el de un
sujeto en conflicto con la realidad, con frecuencia simpático y
siempre ridículo. Pero lo cierto es que el uso y abuso del término,
y su utilización como arma arrojadiza está bloqueando debates, y
hurtando informaciones que debieran ser tratadas con más sosiego y
rigor. Y es que cuando expertos como el Sr. O´Connor hablan de
“brutal pelea por hacerse con los mercados”,
el adjetivo debe tener algún significado.
En relación a la
reestructuración en marcha en el CNI, el panorama que se dibuja es
cuando menos incierto. A tenor del carácter universal de la
actividad conspirativa, se comprende que, como cualquier otra
ocupación, sus posibilidades de extenderse y prosperar dependen del
estado general de la sociedad. Un mundo globalizado, una economía
centrada en el control de los recursos y una actividad financiera
instantánea e híper-informatizada, posibilitan y propician la
aparición de conspiraciones cada vez más sofisticadas y de mayor
envergadura.
¿El Gobierno (con
mayúsculas) Mundial en la sombra, tan del gusto de los
conspiranoicos? No. La
economía terráquea es tan extensa e involucra a tal cantidad de
agentes (en última instancia a la humanidad entera), que de momento
es impensable que un grupo o alianza se haga con su control.
Pero si son factibles
gobiernos en la sombra con minúsculas, grupos con influencia
política, mediática, económica y financiera suficiente como para
diseñar estrategias globales de las que el común de los mortales
apenas tendremos noticias. Y nada nos garantiza que tales grupos
permanezcan ligados a las estructuras e intereses de los viejos
estados-nación, sino más bien lo contrario. Por lo que no es
impertinente preguntar..., señor Sanz Roldan, ¿para quién
espiaran nuestros espías?
A finales de 2011 comenzó
a oírse hablar de Antonio Romero, ingeniero mecánico español
afincado en Alemania. Según diversas fuentes, habría inventado y
desarrollado un nuevo tipo de generador de energía que no precisaría
de ninguna clase de combustible o aporte energético externo. El
diseño y las prestaciones de la prodigiosa máquina, bautizada como
Omega rf5000,
permitirían su adaptación a motocicletas, automóviles, maquinaria
industrial y aviones, o su uso como sustituto de las grandes
centrales eléctricas alimentados por combustibles fósiles. Sin
emisiones, con un coste de mantenimiento despreciable y una
durabilidad mínima de...50 años. En definitiva, la panacea que
remediaría los acuciantes problemas energéticos de la humanidad.
A priori, la noticia tiene
todas las papeletas para acabar engrosando las secciones de
curiosidades de periódicos y revistas. Un caso al estilo del también
ingeniero Arturo Estévez Varela, que en la década de los 70 paseó
por media España su revolucionario motor de agua, finalmente
relegado al olvido. No obstante, en torno al invento del Antonio
Romero se están produciendo movimientos financieros y empresariales
que merecen cierta atención.
Según su versión de los
hechos, en la década de los 90, Romero trabajaba para Salzgitter
AG, un estudió de ingeniería que
subcontrata proyectos para la gran industria germana de la
automoción. Se preparaban los nuevos prototipos de coches
eléctricos, y comenzó a estudiar modificaciones para aumentar la
eficiencia de motores y generadores. Tras algunos avances, emprendió
una investigación paralela que lo llevó a abandonar la firma y
proseguir en solitario. Finalmente, en 1996 consiguió la primera
versión de su Omega rf5000.
Ya afincado en España,
realizó gestiones ante el Ministerio de Industria, que a la postre
accedió a enviar a dos funcionarios a examinar el invento. “En
mi inocencia, creí que aquellos señores me iban a recibir con los
brazos abiertos, y lo que ocurrió fue que dijeron que de ninguna
manera la máquina se podía comercializar, ni dentro ni fuera de
España, y que me olvidara del proyecto”
Días más tarde su taller
fue asaltado y quemado parcialmente. Comenzó a recibir amenazas
telefónicas. La cosa fue a más, y finalmente cuando dos individuos
no identificados se presentaron en su domicilio “Antonio,
déjalo. Mira que una bala es muy barata”
decidió abandonar el país y trasladarse a Polonia.
En Poznan creó la empresa
EGS, dedicada a la
soldadura y otros servicios industriales. “El
negocio iba bien, pero en realidad era una tapadera para que me
dejasen en paz. Alquile una ruinosa nave industrial y seguí con mis
investigaciones”
Ya en nuevo siglo, el
Omega rf5000 estaba lo
suficientemente avanzado como para pensar en su comercialización, y
Antonio Romero estableció contactos con posibles inversores. Se
firmaron buen número de precontratos con gobiernos y grupos
financieros, que el inventor ha puesto a disposición de periodistas
independientes (David Cuevas, del programa radiofónico Dimensión
Límite). Por el momento, ninguno de ellos ha
prosperado. Las razones aducidas por Romero son de diversa índole,
pero se intuye que la principal es el carácter filantrópico que
pretende dar a su invento: “Los beneficios
de mi generador deben llegar a todos. No quiero que tantos años de
trabajo sirvan solamente para hacer más ricos a los ricos”
Como se ve, la historia
reúne los ingredientes clásicos del género conspiranoico:
Inventor solitario adelantado a su tiempo
acosado por fuerzas oscuras empeñadas en detener el avance de la
humanidad para conservar poderes y privilegios.
El santo patrón de esta
raza de genios sería sin duda Nicola Tesla, seguido por una
numerosísima legión de visionarios, entre los que cabría mencionar
al jienense Marcos Pinel, quien en los años 70 comunicó al
mismísimo Rey de España un descubrimiento del calibre del que
comentamos. Según sus declaraciones, lo puso en manos de los
militares. Lo que ocurrió después no es materia para una página de
economía.
Más allá de los clichés,
a Antonio Romero le han llovido las críticas. Comenzando por la que
dice que su máquina violaría la segunda ley de la termodinámica
(la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma), lo cual,
además de
ser un desacato a la normativa cósmica, acarrearía consecuencias
legales, ya que la mayoría de países no admiten patentes de las
llamadas máquinas de Perpetuum Mobile.
También se le acusa de no
haber sometido su Omega rf5000 al
escrutinio de institución científica alguna, y de mantenerse en una
semi-clandestinidad que resta credibilidad a su historia. Los
términos fraude y estafa han recorrido los blogs y foros que se han
ocupado del asuntó.
Romero ha contraatacado
haciendo públicas filmaciones de su máquina funcionando, y
difundiendo algunos principios técnicos involucrados en su diseño,
que en su opinión, no transgreden ninguna ley física conocida.
Y es que antecedentes
fraudulentos no faltan. Uno de los más aireados fue el caso Michael
J. Brady. Este inventor aseguró en 2006 haber fabricado un “motor
magnético” análogo al de Antonio Romero. El asunto causó
revuelo, y tuvo considerable atención mediática. En 2008, Perendev
Power Holding, la
compañía fundada ex profeso, anunciaba que estaba en condiciones de
suministrar generadores de hasta 300 Kw. Llegaron los primeros
pedidos, y las entregas se retrasaron. Finalmente Brady hubo de
admitir que no podía servir los motores prometidos, y fue detenido
en 2010 por la estafa de 1 millón de euros a 61 ciudadanos alemanes.
A fecha de hoy, al menos
un grupo empresarial ha dado por bueno el artefacto prodigioso de
Antonio Romero, y lo incluyen en sus planes de actividad:
Dreamsworks-Techonokontrol.
Se trata de una
corporación de reciente creación con base en Cuenca, y
ramificaciones en Argelia, Gerona, Lérida y Canarias. Encabezado por
el inversor internacional de origen hindú
Harí Rana, y apoderada por Dionisio
Aragón Moreno, cuenta, según el Boletín
Oficial del Registro Mercantil (BORME), con un capital social
superior a 540 millones de euros. Tiene
como finalidad el desarrollo de proyectos alimentarios, logística,
petróleos, e infraestructuras de vanguardia. En sus Webs oficiales
se pueden ver ciudades -invernadero de diseño futurista junto al
Omega rf5000, destinado
al parecer a abastecer de energía a instalaciones capaces de
alimentar a cientos de miles de personas.
La dirección corporativa no ha realizado declaraciones, pero fuentes
cercanas a la misma aseguran que han testado la máquina de Romero
durante 8 meses de funcionamiento ininterrumpido y los resultados han
sido espectaculares. En estos momentos estarían probando una versión
adaptada a una avioneta. Ante el inminente comienzo de actividades,
las instalaciones de Techonokontrol en
Cuenca fueron visitadas el pasado 29 de Abril por Leandro Esteban,
consejero de empleo de Castilla la Mancha, que tuvo palabras
laudatorias para la empresa.
Hasta
donde llegamos, parece que los movimientos en torno al invento de
Romero se desmarcan de los registrados en casos similares. No se ha
recurrido a particulares, pequeños inversores o compradores, y se
hace difícil entender, máxime con las suspicacias que despiertan
este tipo de tecnologías, como se le podría vender a una
corporación asentada una máquina que simplemente no funciona.
El
affaire del Omega rf5000 podría
ser la punta de lanza del movimiento autodenominado Energía
Libre (no confundir con energías verdes como
solar, eólica o biocombustibles). Se trata de una muy heterogénea y
abigarrada corriente tecno-política que promueve la autosuficiencia
energética de países e individuos, mediante el uso de tecnologías
descartadas, o no suficientemente exploradas por la ciencia al
uso. Se opone vehementemente a la obsolescencia programada y a la
retención tecnológica. Desconfía profundamente de la disponible en
el mercado, por lo que promueve el hágaselo usted mismo. Nutrida en
su mayoría por desarrolladores independientes que no pasan del
bricolaje casero, cuenta entre sus filas con cierto número de
científicos, técnicos e ideólogos.
En
su seno conviven, desde capitalistas libertarios al estilo del
estadounidense Ron Paul, hasta ecologistas radicales, pasando por
anti-sistema, espiritualistas, teóricos de la conspiración,
indigenistas o simples ciudadanos de buena voluntad. Su patria es
Internet, su consigna el cambio, y la crisis su oportunidad.
De
la misma manera, las tecnologías en las que han depositado su fe (y
no solo su fe) son variopintas, y pude que estén comenzando a dar
frutos. El generador autosuficiente es una de sus viejas bazas.
Además del de Antonio Romero, cabe mencionar el del turco, Muammer
Yildiz, que ha superado las pruebas preliminares.
Junto
a él, conviven tecnologías perfectamente ortodoxas, como maquinas
que utilizan la presión hidrostática o el aire comprimido, con
otras decididamente exóticas
como la captación de energía eléctrica directamente de la tierra,
la fusión fría, la misteriosa Célula
de Joe y la
llamada energía del Punto
Cero, que
pretende ni más ni menos que extraerla del vacío.
En
un anterior artículo (Es
la tecnología,
estúpido)
argumentamos que el origen profundo de esta
crisis habría
que buscarlo en la incapacidad del sistema económico y financiero de
gestionar la tecnología disponible y previsible, de tal manera que
redunde en la mejora de las condiciones de vida de la mayoría. Y
parece que lo previsible nos está alcanzando. Habrá cambios, no lo
duden. Esperemos que la humanidad adquiera la cordura necesaria para
afrontarlos.
Seguiremos
informando.
Para ver el omega rf5000 funcionando:
Donde se exponen los principios
técnicos de su funcionamiento:
http://www.its-sl.de/index.html
Para escuchar la única entrevista que
ha concedido Antonio Romero:
Programa
nº 72 (enero 2012)
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