miércoles, 17 de julio de 2013

Mi gata te echa de menos


«Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos.

Fragmento de Rayuela
Julio Cortázar 


 
En España andábamos en plena transición, indignados con la dictadura y asustados con el ruido de sables que acompañaba a todos y cada uno de los actos de reafirmación de nuestras libertades, al tiempo que esperanzados por primera vez con algo llamado futuro, constructo que nuestros padres nunca manejaron muy bien, asustados como estaban sobreviviendo a un presente sombrío y triste cuando no aterrador.
Se nos presentaba un futuro edulcorado y moderno envuelto en papel couché con mujeres enseñando tetas turgentes, sesudos análisis políticos de la actualidad o crímenes horrendos de la España profunda, destinados a poblar nuestras pesadillas y nuestras masturbaciones a escondidas de una Iglesia inquisidora, piedra de sísifo particular de cada cual, en una escalada cotidiana al cielo desde los más profundos abismos de la conciencia afiebrada por la moral y la superstición. Igual que ahora la religión castrante siempre al servicio del poder igualmente castrante.
Por aquel entonces la revista Lib se ocupó de formarnos en materia de sexualidad, y el periódico El Caso de los sucesos más sangrientos y morbosos.
España se llenó de cartelería electoral y mucha gente salimos de la clandestinidad a formar parte del voluntariado de una recién nacida democracia que había que llevar en brazos, con mucho esmero como corresponde a cualquier recíén nacido.
Leíamos mucho más que ahora y uno de los libros que nos íbamos pasando de mano en mano era Rayuela, recientemente ha cumplido cincuenta años, es más vieja que nuestra democracia y sin embargo sigue latiendo fresca como gotas de rocío en la cuerda del tiempo, con el perfume que tienen las palabras alineadas de forma que construyen universos únicos y perfectamente reconocibles por cada cual, y que a cada cual le evoca su propio olor, a saber el olor de la esperanza, del amor, del miedo. No necesita saber mucho más que el conocimiento que emana de Rayuela ni transitar muchos más senderos intrincados para aprehender que estamos vivos, desnudos y vulnerables frente al amor, la muerte o la lucha por los derechos y la dignidad.
En Rayuela también está la belleza, la poesía, el arte, la música. Es Julio Cortázar el hacedor de un mundo completo, con todo detalle y con absoluto conocimiento de la naturaleza humana.
Se cumplen cincuenta años de Rayuela y quienes la conocimos en plena adolescencia compartida, la nuestra y la de la novela, asistimos al desmoronamiento del mundo que creímos construir entonces, los reyes resultaron ser villanos, Roma si pagaba traidores y ningún político tuvo nunca los bolsillos de cristal como decía en aquel entonces Enrique Tierno Galván.
Es tan hermosa y perfecta Rayuela que han pasado cincuenta años y permanece fresca , lúcida y erguida en el solar de nuestra estupefacción.
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martes, 25 de junio de 2013

Es natural


Samot
Verter en el vaso lo que queda de la copa de anoche, verterlo por si más tarde tienes sed.
A veces pasa que desdeñas lo que queda en el fondo del recipiente porque “total es poco” y resulta que luego lo echas en falta, cuando el poco hubiera sido bastante como para saciar la escasez del cajón. Recuerdas el preciso instante en que derramaste los restos por el desagüe de la cocina confiada en que mañana sería otro día, pero hoy ya es mañana, y se parece mucho al día de ayer. ¿No te ha pasado nunca?.
No hace falta que respondas, es obvio que sí, es natural. No somos tan distintos, aunque a veces creas que la distancia entre tu y yo es bastante grande como para diferenciarnos, pero ese aire que viaja en el agujero negro que habita entre tu piel y la mía, únicamente está ahí para distinguirnos. No sea que la costumbre o el hábito termine por confundir o desenfocarnos, y nos veamos a nosotros mismos como pixelados, borrosos dentro de nuestras propias miserias.
No sé escribir si no es desde las entrañas, es un gran defecto. No puedo evitar desnudar las cicatrices cada vez que sopla el viento desde esa ventana. Es imposible domar el alma cuando no se tiene ninguna intención de hacerlo. 

Regina Zerené

jueves, 6 de junio de 2013

Vivir en paz


Foto P. Torres
La paz se ha vuelto contra nosotros, después de hacer bandera de ella, parece ser que no conseguiremos nada sin un poco de agitación, la bondad y las buenas intenciones son pasto para los tiburones de la política, viven de gente buena y confiada, si no dejas ver un mal gesto o una mirada amenazante o si no gritas desesperado, interpretan que todo va bien. No se hace política para mejorar las situaciones, no, van pisando derechos hasta que alguien grita, amenaza, increpa, rompe un escaparate o se pone en huelga de hambre, luego envían a sus secuaces para aplacar los ánimos, más tarde reparten las culpas hacia arriba y hacia abajo, una práctica muy habitual de quien no tiene argumentos ni escrúpulos. Tristemente y después de muchas manifestaciones multitudinarias, persiste esta clase de “fascismo” auspiciado por las momias que se yerguen altivas inmunes al ridículo monumental que están haciendo y del que el mundo entero se hace eco, España, ja, ¡Qué bajo has caído! Si, todo estaba cogido con saliva, y claro ahora vemos la triste realidad, decenas de millones de euros se encuentran repartidos en las cuentas de estos mangantes apoltronados que pueblan parlamentos, palacios, cabildos y ayuntamientos, nadie los quiere, pero siguen ahí, imputados, sancionados, destapados y siguen ahí, no tienen ni un ápice de vergüenza; vergüenza ajena es lo que siente el ciudadano de a pié al ser representado por estos caimanes, devoradores de la dignidad de su propio pueblo, de su propia familia, de su propia madre. Si tuvieran algo de entrañas, no saldrían a la calle. Pero, después de haber cogido el primer sobre ya todo es llano, fácil, pasado el primer flato ya todo se cura con dinero, unos días en las Maldivas y olvidémonos de ese nimio percance.
No hay mucho más que decir, la paz está en franco declive frente a una cultura de la agresividad, evidentemente surgirán las manifestaciones ciudadanas cada vez más virulentas a medida que vayan creciendo las necesidades primarias, no al contrario como argumentan los cronistas del poder, (esa clase que se protege bajo el paraguas del estado), no lo olvidemos porque ya se sabe..., todo esto, si miramos con cierta perspectiva, podremos ver que en un futuro más o menos lejano, saldrá a la luz con las consecuencias que se merecen tanto los que lo ejecutaron como los que lo permitieron y apoyaron. Los ciudadanos/as no gustan de la vida crispada que nos proponen, el sueño de cualquier españolito de a pie es vivir en paz, con algo que hacer y que reporte y permita vivir dignamente, cotizar y esperar a la vejez con ciertas garantías, vayan a quitarle los sueños a otros, no a los que han mantenido el estado tan cacareado del bienestar. 
Jeromm

La Candelaria de Adeje

                                                                                                  Fernando Herráiz Sánchez.                 ...

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