viernes, 27 de marzo de 2020

Una visita inesperada / LA OFRENDA


El cuento que me dispongo a relatar, no es una leyenda antigua ni un mito, ni una historia que me han contado.

Todo lo que lean en estas lineas son el testimonio directo de uno de los protagonistas de la historia, Yo.

Llevo un mes solo, Grey, mi compañera de piso está de vacaciones en otro país y la tercera habitación de la casa está vacía hasta primeros de Septiembre que vendrá Micael, Amigo de una amiga de Gery.

No era raro en este tiempo de soledad estar desnudo por la casa, dormir con la puerta abierta, hablar conmigo mismo , y si le sumas que mi móvil se había suicidado, el contacto con los pocos amigos que me quedan o con otras personas era casi nulo.
Quien me conoce sabe que soy aficionado a la magia ritual y el esoterismo en general , cada noche y cada mañana práctico una secuencia de rituales básicos de protección como Cruz Cabalística, Ritual Menor del Pentagrama del Destierro, del Hexagrama, etc... en otras ocasiones y por motivos concretos también trabajo rituales de invocación.


La pasada madrugada del sábado dieciocho invoqué una entidad que trabaja con los muertos, necesitaba pedirle consejo sobre algunos asuntos. La entidad se presentó diluida en el humo del incienso y reflejada en el espejo negro, mostrándose muy amable y servicial , resolvió mis dudas, pidiéndome a cambio como ofrenda, que a la madrugada siguiente le dejara una vela roja toda la noche encendida.


Al amanecer, estaba tumbado en mi habitación con la puerta abierta y sentí que una voz grave y ahogada, casi inhumana , se colaba en mi sueño desde el salón


Hola – me decía.


La primera vez que la escuché me produjo un escalofrio que aun conservo mientras te escribo estas lineas, aun así traté de seguir durmiendo convenciéndome de que aquello, lo que fuera, formaba parte de mi sueño y la sugestión por mi ejercicio de la noche, pero, a los pocos segundos vuelvo a escuchar, de nuevo, esa voz con más intensidad desde el salón.


Hola- volvió a decir.



Fue entonces cuando de un salto salí de la cama y ya supe que en el salón había alguien no invitado por mi.


La casa es muy pequeña y desde mi cama , si tengo la puerta abierta , puedo ver una parte del salón, aun así no fue hasta que estaba de pie frente a la puerta que mis ojos nublados por el miedo vieron la silueta de un hombre , de pie , con el pelo muy largo, justo enfrente de mi, cuando logré enfocar bien distinguí a Micael dentro de la fantasmagórica silueta. No lo conocía en persona pero Gery me había enseñado una foto suya, cuando me contaba que íbamos a tener nuevo compañero de piso. Me pareció que había un claro deterioro entre el Micael de la foto y la presencia que tenia delante,

casi sin expresión en su pálida cara se dirigió a mí solo una vez mas.

Vengo a dejar unas cosas- dijo con voz grave, aun más lejana que antes, como si la voz proviniera de otro tiempo pasado o de un sótano.


Le indique con mi mano derecha donde estaba su habitación, era la contigua a la mía, no había perdida, somnoliento y un poco asustado volví a entrar en mi habitación de la cual solo había sacado un pie, cerré la puerta y me vestí con lo primero que encontré.

En total, tardaría menos de dos minutos en volver a salir al salón , con la intención de preguntarle a Micael cosas básicas como ¿ Quién le había dado la llave ?


Mi nivel de desorientación se incrementaba, no había rastro de Micael, toqué la puerta de la que iba a ser su habitación, nadie contestó, abrí la puerta y no había nadie ni nada, fui al baño, a la cocina, a la habitación de Gery, me asomé al balcón y nada, ni rastro de Micael , ni rastro de las cosas que vino a dejar.


Pensé que era muy extraño , una parte de mi sentía que estaba pasando algo, pero también se le podía buscar una explicación racional a todo ésto, por lo tanto traté de relajarme.


De nuevo en mi habitación, enciendo el ordenador con la intención de escribirle a Gery un correo contándole la historia , tal vez en busca de respuestas o como mínimo una segunda opinión , pero cuando abrí mi correo electrónico, ya había un mensaje de Gery desde el día anterior, en mi bandeja de entrada, con el asunto: S


Créeme, querido lector, que mientras te escribo ésto conservo el escalofrió y se me inundan los ojos de lágrimas. En el correo Gery me contaba que la noche anterior habían encontrado el cuerpo sin vida de Micael ahorcado en el armario, comentaba que nunca dio indicios de depresión, que no tenia problemas aparentemente , que no había dejado ninguna nota , tan solo encontraron , curiosamente , una vela roja en el bolsillo de su chaqueta.


Preso del pánico , y guiado por una extraña inercia , volví a entrar en la habitación de Micael y allí estaba, en el centro de la desolada estancia desprendiendo una turbia llama la vela roja.




P.T.Santana
Barna-22/08/2018

martes, 11 de septiembre de 2018

HUELLAS / Nayma Herráiz





  
        Apoyo el pie donde haya hueco para asegurar el siguiente paso.

Que importa lo que el camino que no aguanta más pisadas tenga que decir ¿Es que acaso hablan los huecos? De momento ningún agujero me ha escupido a la cara.


Huellas desesperadas por aplastar otras que no se les parezcan, y si la tierra se las traga y no las vuelve a escupir ...: mejor al fin y al cabo ¿ a quién le importa la tierra y lo que ella nos cuenta hoy en día?


Túneles subterráneos. Huellas domesticadas, para que parezca que van donde ellas quieren, llaman más la atención cuando estas acostumbrado a que tu pisada parezca que todavía es tuya y no del animal que la olfatea, la taxidermia de las huellas que siempre vuelve, porque ¿Qué mejor manera que hacer que los cerdos pisoteen la hierba de camino al matadero? Sino ¿creen que existiría camino alguno o incluso matadero? Animales que deciden pero no olfatean, que pisan pero no rastrean, libres de decidir su propia correa, porque son jueces y donde hay jueces hay verdugos y donde hay verdugos hay condenados. Animales acostumbrados a sangrar pero sobre todo a disfrutar viendo correr la sangre ajena, que deleite ver como los otros se caen. Se equivocan, yo me equivoco pero ... lo que va después de un pero vale lo de la cifra antes del cero, para estos animalillos.


Se creen muy sabios y muy conscientes pero se negaron a rastrear y disecaron sus propias huellas para que otros como ellos las venerasen mientras quitaban las malas hierbas. Confundieron la valentía con el miedo y olvidaron las raíces de los árboles que mucho tiempo atrás les habían servido de cobijo. Olvidaron también que cuanta más diversidad más nutriente. Que a la tierra le gustan las cosas diferentes. Si no existirían idénticas más allá de la mente humana, que no puede resistirse a comparaciones.


Muy poco experimentada sería la vida de aquel que no temblase, al compararse con las más pequeña de las montañas como si el ser grande o pequeña fuese solo una cuestión de tamaño.


Entonces nació el hombre y sus patrañas como medida de todas las cosas. Modelo que con tales medidas: cargadas de todos los atributos que ha ido acumulando desde por qué no? la Antigua Grecia, si pusiese un pie en la Cibeles aplastaría a cualquier figurín como a un insignificante gusano de seda.


Algo sólido necesitaban estas débiles criaturas para sentirse seguras.


Esta fue una época de invento-descubrimientos muy prolija. Aparecieron : el yo, el nosotos, la mente, la inteligencia, el sedentarismo, los sacrificios, la agricultura y la ganadería, lo privado, el asesinato. Dejaron de vivir la vida para preocuparse por la muerte y trasmitir esta preocupación de generación en generación. Al ser marionetas de sus propios miedos, tenía que alimentarlos a toda costa, como un títere da de comer a su titiritero. Y que mejor entrante que un sujeto que pueda narrar una historia con carne humana. Una buena armadura el yo, tan flexible como todas las infinitas cosas que puedo decir después, pero también tan afilado como flechas de obsidiana capaz de atravesar la carne más curtida.


¿Qué tendrían en común el yo de Alejandro Magno y el de mi abuela María Nieves sino el límite entre algo que soy yo y el resto de las cosas? Al fin y al cabo necesitamos límites para vivir ...


A raíz del miedo creyeron extirpar su parte animal para desterrarla más allá de los límites del yo. Y así comenzó la lucha infinita contra ellos mismos y el resto de seres. Para disminuir las fuerzas de sus adversarios lo midieron, etiquetaron y envasaron en inmensos recipientes llamados conocimientos, para aislarlos de todo lo demás, alejándolos, debilitándolos, colocándolos por debajo de ellos. Para estar a salvo construyeron inmensas ciudades, donde ni un mosquito sale con vida a no ser que lleve una correa. Desfile de lustrosos amarres, cada uno con su opinión sobre la combinación perfecta, pero sin duda el de ribetes azules con incrustaciones de oro es superior. Ya nunca más se trataron a ellos mismos como animales, pero seguían siéndolo, sin saber que lo eran



domingo, 2 de abril de 2017

Los Indianos de La Palma y un viaje inesperado


 
 
Llevaba tiempo deseando vivir en primera persona la fiesta de los Indianos de Santa Cruz de La Palma, celebrada cada año el lunes de Carnaval, las noticias que me llegaban de esa fiesta, las imágenes y mi gusto por la música tradicional cubana que es la que suena ese día por todo Santa Cruz, se mezclaba por mi profundo amor por La Habana, ciudad que conozco muy bien y donde la música parece brotar de los adoquines como los hierbajos por pavimentos poco transitados.

Convencí a Pedro, mi compañero, y se lo propuse a Riitta y Juhani unos buenos amigos finlandeses afincados en Tenerife que aman profundamente nuestra tierra, sus gentes y sus tradiciones, a veces más que nosotros mismos. Ellos, como nosotros no conocían la fiesta de los indianos y yo, aunque parece mentira, era la única del grupo que tampoco tenia el gusto de conocer  La Palma. Era un viaje planificado a última hora por lo que, además de pagar los billetes de barco más caros que nadie, tuvimos que ir sin reserva alguna de alojamiento, con una caseta de campaña y unos sacos de dormir en la furgoneta, rogando al Universo encontrar algún camping libre aunque fuera en un punto alejado de la capital, cosa que no sucedió, porque no había ni una cama libre, ni un hueco en toda la isla, es tal la repercusión de la fiesta de Los Indianos que la población de la isla se triplica esos días, en Santa Cruz de La palma pasa de los veinte mil habitantes a cincuenta mil.
Llegamos a la isla dos días antes y desde el puerto pusimos rumbo al Norte de la isla, a medida que subíamos íbamos entrando en una carretera con muchas curvas y que ascendía dejando ver un paisaje de cuento, con una niebla fina que le daba apariencia encantada a una vegetación arbórea abundante y muy verde. Caía una fina llovizna que me evocaba un cosquilleo ancestral en lo profundo de mis vísceras, retrotrayéndome a mi infancia lluviosa en el La Laguna, con todos los sabores agridulces que se agolpaban de pronto en la garganta dejándome muda, me enamoré de la isla inmediatamente. A partir de ahí todo lo que vino después no hizo más que reforzar mi fascinación primera, empezando por la gente, que nos daba opción a acampar sin problemas en sus terrenos particulares o en playas. 
 
La primera noche acampamos de noche en los aledaños del Faro de Las hoyas, en La Bombilla un asentamiento del Suroeste de la isla, llegamos de noche por lo que alumbrados por los faros de la furgoneta y con algunas dificultades y después de matarnos de risa conseguimos armar la caseta , cenamos y nos tomamos una botella de vino, al despertar por la mañana pudimos disfrutar de una panorámica impresionante, el océano siempre enigmático y una costa escarpada y recortada de riscos, suspendidos en una terraza rocosa que daba al océano por delante, el faro a un costado y detrás y alrededores plantaciones plataneras por todas partes. 
En nuestro segundo día decidimos visitar Santa Cruz, faltaba un día para los Indianos pero ya la capital parecía impaciente porque llegaran , mucha gente ataviada con ropa blanca , las calles llenas de banderolas cubanas, la música, anunciaban lo que sucedería al día siguiente y que sucede cada año desde la década de 1920. aunque no fue hasta el año 1966 cuando Los Indianos se integran de pleno derecho en el programa del carnaval Palmero.
A media tarde decidimos que debíamos buscar un lugar para acampar y después de cierto peregrinaje si éxito por diferente lugares fuimos a parar en Barranco del Carmen, donde preguntamos a unos pescadores que viven por allí si nos dejaban acampar, la respuesta fue la más amable y cálida que pudiéramos desear, gente hospitalaria donde las haya, nos ofrecieron café y ducharnos en sus casas si lo deseábamos y además nos vendieron por un precio más que razonable tres kilos de "viejas" recién pescadas que hicieron que nuestra segunda noche tuviéramos una cena deliciosa y memorable a la orilla del mar.
Nos despertamos ya en Lunes de Carnaval y nos ataviamos con nuestros trajes blancos, y nuestras alhajas, nos maquillamos y peinamos con cuidado y colocado nuestros sombreros adornados con flores nosotras y los típicos panameños ellos.
 
Teníamos tanta prisa y tanta emoción que llegamos muy temprano a desayunar a la Alameda vestidos de Indianos, éramos casi los primeros, poco a poco iban apareciendo más y más hasta que a eso de las once de la mañana la calle estaba abarrotada de gente vestida con trajes blancos de lino, sombrillas de encajes, guayabera, profusamente enjoyadas y había quien portaba maletas de piel cargadas de billetes y riquezas o jaulas con animales exóticos, y quien venían hasta con una extensa comitiva de sirvientes de raza negra.
La profusión de gente crece por minutos e invade todas las calles, nos dirigimos a La Plaza del Ayuntamiento donde una orquesta tocaba música cubana para amenizar La Espera, uno de los actos principales es recibir a la Negra Tomasa junto con su familia en el Puerto y acompañarla hasta la plaza donde ella en el balcón se contonea a ritmo de Guarachas, Guajiras y Guaguancó y saluda a la concurrencia que la aclama enfervorizada. Miles de personas esperan emocionadas cada año a este personaje, que desde 1992 se ha ido convirtiendo en una parte fundamental de la fiesta. Gastamos una pequeña fortuna en comprar polvos de talco, la ciudad entera se sumerge en una nube blanca de polvo, bañados íntegramente en polvos de talco vamos dando y recibiendo este oloroso castigo por toda la ciudad, a ritmo de Son y bebiendo mojitos.
El ritual de empolvarse con Talco el Lunes de Carnaval se asienta en documentos que se remontan al siglo XVII, Hay diferentes teorías con respecto a este asunto pero la más plausible parece ser la que habla de las raíces en los rituales Ñáñigos cubanos, que para para blanquearse la piel usaban polvos de Talco. También se habla en otros documentos de que a la llegada de los barcos procedentes de Cuba a puerto, empolvaban a los pasajeros para evitar la propagación de enfermedades tropicales que pudieran traer. El Indiano era el Palmero que retornaba después de hacer fortuna en Cuba y lo hacia con mucha altanería, ataviado con finas ropas de lino, blancas inmaculadas, sombreros y joyas y cargados con maletas llenas de dinero y alhajas, a una Canarias pobre y deprimida que los recibía con admiración y un sinfín de cotilleos e historias que venían a trastocar y amenizar el tranquilo discurrir de la vida isleña, y que hoy en día se conserva porque si hay algo que te hechiza de la Isla de La Palma es su tranquilidad, la sensación de fluir al margen de las mediciones terrestres del tiempo, que en la isla parece detenerse en un dulce sopor, un letargo del que no quisieras salir nunca mas.
En los años 80 los Polvos de Talco y la parodia de Los Indianos se unen espontáneamente y dan lugar a la fiesta tal y como la conocemos hoy. Sin poder dejar de mencionar que también existe gracias a estrechos vínculos culturales, económicos y afectivos que unen la Isla de La Palma y a Cuba, por los movimientos migratorios que han tenido lugar en ambos sentidos durante siglos.
Regresamos exhaustos de la fiesta y ahítos de Polvos de Talco a nuestro campamento en barranco del Carmen a descansar.  
 
P.Torres

Al día siguiente volvimos a la bombilla después de visitar la Caldera de Taburiente, y armamos nuestro campamento esta vez de día y en un rincón todavía mejor que el anterior, presentamos nuestros respetos a el océano y al majestuoso faro, cenamos, tomamos una buena botella de vino con una cálida conversación entre buenos amigos y dormimos hasta el día siguiente.
Teníamos que dirigirnos al Puerto y embarcar para nuestras respectivas rutinas, con la nostalgia anticipada de quien sabe que va a ser separada de aquello que ama y a esas altura ya yo me había enamorado irreversiblemente de la Isla de La Palma.  
Pero no nos fuimos sin hacer una visita fugaz a la zona de los volcanes: rodear el Volcán de San Antonio, admirar desde lejos el de Teneguía y la zona geológica mas joven de España. 
Dicen que casi todos los momentos mágicos y gratos en la vida surgen espontáneamente sin planearlos y creo que es verdad.

Juana Santana
Fotografías: P.Torres

La Candelaria de Adeje

                                                                                                  Fernando Herráiz Sánchez.                 ...

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