martes, 16 de octubre de 2012

Misty Blue

Me obsesiona como sacar toda esta mierda de dentro, siento la necesidad de expulsarlo de mi cuerpo, respiro hondo y pienso en escribir. Escribir me duele, doy marcha atrás y me trago la pelota de basura que tenía en la garganta. Un día tras otro, una noche tras otra las ganas de gritar. A veces canto, así las lágrimas bajan solas. Suena Misty Blue de Etta James, resuena en las paredes de mis arterias, lloro y pataleo, me arranco la piel a tiras y con ella empapelo la pared. Contemplo todo aquello como si fuera un lienzo, intentando encontrarle un sentido, mientras mi cuerpo que está sin cuero, en carne viva, espera resignado una tregua para existir. Miro a mi alrededor y siento asco de mi misma, lástima del género humano.
Nunca comprenderé que te quedaras ahí, impávido, sin ni siquiera mirarme, entendí que no te importaba y eso me dolió, aún hoy sigue doliéndome. Me quedé de pie frente a tu mesa esperando una respuesta, una palabra, cualquiera, pero ni siquiera levantaste la mirada. Hubiera preferido que me escupieras, la verdad, cualquier cosa menos tu silencio.
Decidí salir de ahí lo antes posible, ya había perdido bastante. No sé si eran más las palabras que me quedaron por decir o las que aún espero oír. No lo sé, tampoco lo sabía en ese instante, ni me importaba, sólo quería salir de tu cubículo.
Recorrí el camino inverso que me había llevado allí, sin mirar atrás, sin mirarte, queriendo obviar que ahí estabas, intentando ignorar que eras tú el que no miraba. Mejor salir pronto, ya vería más tarde lo que haría con aquel desaguisado, lo que pudiese, ni más ni menos.
Cuando llegué a casa atrapé las palabras, tanto las unas como las otras, las que no me atreví a decir y las que no llegué a escuchar, todas. Las metí en un bote con formol, por si mañana o pasado o tal vez la próxima semana queríamos hacer como que nada había ocurrido. ¡Cuan inocentes podemos llegar a ser! alargamos las esperanzas para ahorrarnos el trabajo de soltar, de tirarlas por el water. Así soy yo, no tu.
El bote de formol sigue aún en la estantería esperando que lo destapes, porque eres tú quien debería hacerlo, si quisieras, no esperes que lo haga yo por ti, es tu deuda, no la mía. Pero recuerda que incluso las deudas prescriben, porque la memoria cuando quiere no sólo es débil sino caprichosa también.
Escribir me duele, subo un poco más el volumen, cantar también me duele, ya está acabando la canción. Miro la pared, veo mi piel de gallina mientras acompaño en carne viva a Etta y me inundan las ganas de vivir, la pelota del estómago se mueve, parece que vibra…oh love! My whole world turns misty blue!.
Mi pensamientos se alejan, el formol es un líquido curioso, es extraño lo que es capaz de hacer, las palabras nadan esperando una salida al mar, es cruel lo que les hago…, y me río de mi misma.
Regina Zerené

martes, 9 de octubre de 2012

Cuento: "Cara al Sol"


José Díez Lucas



sa noche las ramblas de la gran ciudad iban abarrotadas con gente de diferente raza, costumbres y oficios, una paella marinera con aromas del Mediterráneo y olores cautivadores de oriente. El hachís se consumía en todas partes: en los bares, en los parques, en la calle... La policía no daba demasiada importancia al asunto. Eran tiempos de libertad y de regreso a la democracia después de una larga dictadura. Los fumetas campábamos a nuestras anchas, quizá porque en tiempos políticos agitados, nuestra presencia no despertaba grandes temores. Los policías más viejos, que guardaban memoria de las crueldades de la guerra civil, miraban con cierta benevolencia los corrillos de jóvenes liando canutos a cualquier hora del día. Un ambiente variopinto, alegre y singular, donde beber y fumar era lo habitual. De vez en cuando, algún altercado salpicaba las reuniones, pero no solía pasar a mayores.

Aquella madrugada, los operarios del ayuntamiento podaban los árboles de las ramblas. Hacía frío, y la fauna bohemia y buscavidas se reunía en torno a las hogueras que se encendían. Nos acercábamos con las manos extendidas para calentarnos. Codo con codo, deambulantes, noctámbulos e indecisos, no sabíamos donde meternos.
Llegó un tipo raro. Era alto, fuerte, y trajeado de azul oscuro impecable. Se puso a mi lado. La mirada perdida en un punto de las llamas que le marcaban los músculos de las mandíbulas dándole aspecto de dictador trasnochado. De pronto, por encima del griterío de chulos, prostitutas, jugadores de dados, artistas bohemios..., atronó su voz cantando el “Cara al Sol”, al tiempo que vimos alargarse la sombra de su brazo derecho dibujando el saludo fascista.
En el corro se hizo un silencio expectante. Los empleados públicos lo observaron con recelo y cierta aprensión. Al poco se calló, y me miró con chulería..., -la luz de las llamas en las pupilas-; introdujo la mano en el interior de la chaqueta como buscando una pistola, y me espetó con voz autoritaria -Tú, canta el “Cara al Sol”-. Quedé paralizado. No podía pensar, aunque estaba seguro de que no iba hacer lo que pretendía. Lo miré fijamente a los ojos sin pronunciar palabra. Titubeó. Insistí con la mirada, intentando contagiarle el buen rollo que reinaba..., que tuviera calma, resignación... Dudó un segundo..., y fue lo que me “salvó”. El intruso no había causado el efecto previsto. Vaciló abatido. Aproveché para darle unas palmaditas en la espalda. Pobre diablo -tranquilo hombre... no pasa nada... cálmate, acércate a la lumbre..., ya verás cómo te sientes mejor. Se acercó al fuego cabizbajo, mirando al vacío. Enseguida dio media vuelta y se fue tan silencioso como había llegado. La tensión se esfumó al instante como el humo de la hoguera.


      
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jueves, 4 de octubre de 2012

Donde se juegan a las cartas el futuro del mundo

        A Paulina (3 años)


               Mariano Rajoy decía el otro día en unas declaraciones al Wall Street Journal que la situación actual de España era “fascinante” y no le faltaba razón, es fascinante que el presidente eluda hasta el paroxismo dar explicaciones de sus actos de gobierno en casa para luego en el extranjero arrancarse con unas aseveraciones tan estrambóticas que suelen coger con el pie cambiado a los analistas financiero y politólogos internacionales que las escuchan o las leen, debe pensar don Mariano que los de fuera son más merecedores de su cortesía que los paisanos y por ello les obsequia siempre con una suerte de metáforas y de fábulas verdaderamente deliciosas, algún día, si el suicidio, la enfermedad o la muerte fortuita no me trunca tan alto propósito, recopilaré todas las declaraciones de Don Mariano a la prensa extranjera, casi siempre a la salida de los círculos donde se juegan a las cartas el futuro del mundo, para una colección de humor de una modesta editorial que lleva tiempo pidiéndome alguna cosilla para publicar.
Para el presidente de España es fascinante la situación desesperada de casi seis millones de españoles, que al hecho lacerante de no tener trabajo se le añade el de la ausencia total de alguna esperanzas de conseguirlo, en una sociedad en recesión donde cada día los autónomos se ven obligados a bajar la persiana y entregar las llaves de sus pequeños negocios, con el dolor y el olor a fracaso que impregna las calles del país, puedes sentirse y olerse a poco que transites por cualquier, barrio, pueblo o marco incomparable.
En la España Fascinante de Mariano Rajoy empiezan a barajarse cifras de niños qué van cada mañana al colegio sin desayunar, que hacen una sola comida al día y que ya empezado octubre aún no tienen el material escolar, no son dos ni tres, se estima que en éstas condiciones están un ochenta o un noventa por ciento de escolares que van a las escuelas públicas, donde la administración ha empleado la tijera con tanta saña que pareciera que en lugar de recortar partidas presupuestarias quisieran recortar cabezas formadas, criticas y pensantes. El poder nunca da puntada sin hilo y con estas premisas tendremos una fascinante generación de niños famélicos viviendo un remakes de la posguerra española en plena era de la tecnología, en perfectas condiciones de ser explotados “como dios manda” expresión que le gusta mucho usar a nuestro presidente.
Es fascinante ver bailar con el paso cambiado a los palmeros del gobierno, altos cargos, dirigentes, presidentes de diputaciones, ministros, secretarios de Estado, delegados de gobierno, obispos y prensa adicta al régimen, todos afanados en mandar globos sonda con propuestas involucionistas, claramente fascistas y anticonstitucionales, en una especie de partida de pin-pon donde uno tira la pelota, el otro la recoge y la saca fuera, y finalmente el gobierno desmiente o desdice todo lo anterior y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, sin duda este baile siniestro es fascinante.
También lo es ver a los abuelos mantener con sus exiguas pensiones a sus hijos, nieto y hasta biznietos, con la mano temblorosa y los ojos llenos de lágrimas volver a casa de la farmacia sin comprar las medicinas, porque tienen que decidir si compran éstas o el pan, y después de toda una vida de trabajo honrado, y lo de honrado no es una cuestión baladí, pues son los corruptos los que medran y ya no sabemos bien que cosa es correcta, gente que en su vida no había ni imaginado que podría robar no le está quedando más remedio que llevarse sin pagar cualquier cosa para meter en el bocadillo, a todas éstas los abuelos deciden, por supuesto, comprar pan para llevar a casa.
Me gustaría decirle a Don Mariano que el copago en sanidad, los recortes en prestaciones sociales, ley de dependencia, educación, etc. afectan a personas con terminaciones nerviosas y ojos, que sienten dolor físico y dolor de corazón, que sufren y que no viven en las estadísticas sino en los barrios, esos lugares de los que ustedes los políticos habrán oído hablar.
¿Hasta cuándo la demagogia y el nepotismo de la casta gobernante será llamado justicia y las demandas del pueblo barbarie?  ¿Cuándo será condenada la ligereza de un discurso vacío que no mantiene ni siquiera las formas y el respeto frente al sufrimiento de la gente? .
En la España fascinante de Mariano Rajoy moriremos todos y todas de esperar justicia.
 
Juana Santana 

La Candelaria de Adeje

                                                                                                  Fernando Herráiz Sánchez.                 ...

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