Me obsesiona como sacar
toda esta mierda de dentro, siento la necesidad de expulsarlo de mi
cuerpo, respiro hondo y pienso en escribir. Escribir me duele, doy
marcha atrás y me trago la pelota de basura que tenía en la
garganta. Un día tras otro, una noche tras otra las ganas de gritar.
A veces canto, así las lágrimas bajan solas. Suena Misty Blue de
Etta James, resuena en las paredes de mis arterias, lloro y pataleo,
me arranco la piel a tiras y con ella empapelo la pared. Contemplo
todo aquello como si fuera un lienzo, intentando encontrarle un
sentido, mientras mi cuerpo que está sin cuero, en carne viva,
espera resignado una tregua para existir. Miro a mi alrededor y
siento asco de mi misma, lástima del género humano.
Nunca comprenderé que te
quedaras ahí, impávido, sin ni siquiera mirarme, entendí que no te
importaba y eso me dolió, aún hoy sigue doliéndome. Me quedé de
pie frente a tu mesa esperando una respuesta, una palabra,
cualquiera, pero ni siquiera levantaste la mirada. Hubiera preferido
que me escupieras, la verdad, cualquier cosa menos tu silencio.
Decidí salir de ahí lo
antes posible, ya había perdido bastante. No sé si eran más las
palabras que me quedaron por decir o las que aún espero oír. No lo
sé, tampoco lo sabía en ese instante, ni me importaba, sólo quería
salir de tu cubículo.
Recorrí el camino inverso
que me había llevado allí, sin mirar atrás, sin mirarte, queriendo
obviar que ahí estabas, intentando ignorar que eras tú el que no
miraba. Mejor salir pronto, ya vería más tarde lo que haría con
aquel desaguisado, lo que pudiese, ni más ni menos.
Cuando llegué a casa
atrapé las palabras, tanto las unas como las otras, las que no me
atreví a decir y las que no llegué a escuchar, todas. Las metí en
un bote con formol, por si mañana o pasado o tal vez la próxima
semana queríamos hacer como que nada había ocurrido. ¡Cuan
inocentes podemos llegar a ser! alargamos las esperanzas para
ahorrarnos el trabajo de soltar, de tirarlas por el water. Así soy
yo, no tu.
El bote de formol sigue
aún en la estantería esperando que lo destapes, porque eres tú
quien debería hacerlo, si quisieras, no esperes que lo haga yo por
ti, es tu deuda, no la mía. Pero recuerda que incluso las deudas
prescriben, porque la memoria cuando quiere no sólo es débil sino
caprichosa también.
Escribir me duele, subo un
poco más el volumen, cantar también me duele, ya está acabando la
canción. Miro la pared, veo mi piel de gallina mientras acompaño en
carne viva a Etta y me inundan las ganas de vivir, la pelota del
estómago se mueve, parece que vibra…oh love! My whole world turns
misty blue!.
Mi pensamientos se alejan,
el formol es un líquido curioso, es extraño lo que es capaz de
hacer, las palabras nadan esperando una salida al mar, es cruel lo
que les hago…, y me río de mi misma.
Regina Zerené