A veces me falta el aire,
se me corta la respiración parece que todo es poco, todo es nada.
Busco incansable la
secuencia de nostalgias que me empujen a existir y me quedo vacía de
nada, llena de ausencia.
Es doloroso competir por
ser, nadar en el mar del olvido sin bolla a la que asirme, es
doloroso.
El vaivén de los
recuerdos se me agolpan, unos sobre otros, se condensan y todo parece
poco, siempre parece poco.
Camino incansable y
frágil sobre la alfombra que se abre ante mis pies, fallan los
tobillos de tanto peso, de tanto lastre, de tanta ausencia.
En mi vientre el impulso
del gemido de un dolor que dará paso a la vida, el desgarro de una
lágrima que cae, una más de tantas otras que ellas derramaron.
La impotencia de esta
cárcel consentida, la esperanza de una mano que comprenda, que se
oponga a la sin razón del desaire no elegido.
Ver los barrotes caer, el
deseo de poder ser.
Regina Zerené
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