sábado, 25 de abril de 2015

Senda y camino de Rocío Eslava


El trabajo «Senda y Camino» que Rocío Eslava colgó durante febrero y marzo en La Maga conectaba misteriosamente con los paisajes que conformaron la infancia y el carácter de uno de los personajes principales de mi última novela mujeres con gafas de luna, Francisca, «que había nacido en las laderas de un desfiladero rocoso, casi tocando el cielo, por un lado y anhelando la costa, por otro, el mar y el cielo, lejos y cerca» Rocío y yo somos dos mujeres creadoras pertenecientes a generaciones diferentes sin embargo ambas subyugadas ante el mismo paisaje, el paisaje de Francisca mujer de una generación anterior a la nuestra, fascinadas las tres mujeres por «la laurisilva, el brezo, el helecho, el musgo fresco detrás casi humedeciendo de por vida la ropa, los utensilios, los huesos...» el arte es mágico y tiene sus propias reglas y solo cuando se ponen en pie los sueños, en forma de libro de fotos, de cuadros, de película o de canción es cuando podemos asombrarnos de las coincidencias, las cuales no obedecen a ninguna regla conocida por el método y ni mucho menos por la lógica, el tiempo no existe, el tiempo es una cuerda tirante infinita donde las personas, las cosas, los paisajes se columpian eternamente, como gotas de agua al albur del aire que sopla también por un azar inexplicable, las gotas se columpian se engordan, se adelgazan, se desplazan por la cuerda y ahí es donde se producen los milagros del arte, siempre es el mismo libro, la misma canción, la misma foto, todo está suspendido en ese limbo infinito y nosotras somos meras transmisoras, los verodes que fotografía Rocío en el monte son los mismo que acompañan a Lucia, la protagonista de mujeres con gafas de luna, en un paseo por la parte vieja de la ciudad «miraba los verodes en las tejas, junto con las viejas casas de enfrente, me sentí acompañada mientras caminaba entre ellas...» la Kleinia neriifolia, nombre científico del verode es una planta endémica de las islas canarias, siempre formó parte de nuestra memoria colectiva, me emociona Rocío, que viene de otras tierras con otros arquetipos, como en un click de su cámara la incorpora a la suya , y nos la devuelve como una verdad revelada absolutamente nueva.



La historia que cuentan las láminas de la neblina es una historia inquietante que a ningún espectador deja indiferente, la vieja carretera estrecha y sinuosa suspendida en el risco, la niebla cubriéndolo todo, adentrarse en esa espesura mirar a los lados y ver las rocas fantasmales apenas dibujadas en un paisaje de cuento fantástico, de orcos y elfos o de guanches prehispánicos, de gente curtida en cualquier caso, que aunque no aparecen por ningún lado, una sabe que están ahí, que habitan en la espesura de la niebla como nuestros sueños y nuestras pesadillas.



Fue una grata experiencia tener en nuestras paredes las fotos de Rocío Eslava, a nadie fue indiferente, le agradezco mucho el esfuerzo hecho para colgar las fotos y compartir su rico e inasible mundo interior.




               Rocio Eslava web
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Juana Santana

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