viernes, 30 de marzo de 2012

ELOGIO A MUJERES CON GAFAS DE LUNA








Queridos e inexistentes amigos/as
Les recomiendo la lectura de esta obra por muchas más razones que las siguientes:
Empezando por el título «Mujeres con gafas de luna», más que una metáfora, es una fractal de Mandelbrot, una fuente, un manantial, un surtidor de metáforas… ¡qué espléndido! ¡qué abismático! Su magnífica portada, ideográfica, sintetizadora, sugestiva, para mi, significa "Kultura Popular Kanaria". Una perla que no debe pasar desapercibida es la dedicatoria del libro «a los arboles», qué nivel!...
Si nos centramos en su rico contenido, creo que «debemos esperar lo inesperado, sino no lo encontraremos» (Heráclito); particularmente, paso a hacer unos humildes comentarios, dada mi abundante ignorancia, escasa inteligencia, minúsculo, agujerado y fragmentado conocimiento, y, mi, cada vez más, gran ociosidad.
¡Alerta!, aviso para navegantes, os advierto y apercibo, de que para mí, este libro es una verdadera «obra de arte», es la obra culminante de la autora y como tal, imposible de abarcar en todas y cada una de sus facetas (sin menoscabo de lo que pueda seguir escribiendo en el futuro).
El que busca a un sabio, tiene que serlo el mismo antes (Empédocles)… yo no lo soy… que pena…
Esta obra corta, que se lee muy a gusto en un par de horas, como cualquier otra obra de arte, a mi juicio, conecta cada uno de los elementos, objetos, personajes y conceptos de los que trata, con el resto del Universo, como la vida misma, todo conectado con todo. Todo lo cual dificulta enormemente su crítica o comentario sin dañarla. Su autora mediante un nexo mágico, plasmático, no visible, “no tangible”, deja todos sus elementos interconectados y formando parte de la realidad intemporal en la cual inmediatamente quedamos dulcemente atrapados; nos hace revivir las reminiscencias que en algún lugar se esconden, tal vez, en nuestras «células madres» y en sus genes, que como canarios poseemos, queramos o no…
He oído comentar que este libro es la historia de una mujer joven, a otros, de una mujer mayor, a otros, de una niña en que la autora se auto-identifica, ¡qué disparate!, respetable, pero disparate. Qué difícil y falso es comentar un libro, criticarlo, entenderlo, resaltarlo, cuando se hace por compromiso, donde se oculta lo que verdaderamente se siente y se disfraza o dice, pobremente, lo que conviene, lo que interesa. Creo, por suerte, que no es mi caso.
Conozco menos de lo que quisiera a su autora; pero, ya en el relato «Nunca me regalaste una flor», un libro duro, emboscado, durísimo, crudo, desesperado, cruel si se quiere, pero lúcido, sufrido, padecido y vivido; en ese entonces me encontré sorprendentemente con un «diamante en bruto», nada más, pero, nada menos… Ahora en «Mujeres con gafas de luna» me encuentro ese diamante con luz propia, refulgente, iridiscente… culminado…
A mi escaso juicio, veo en la autora, una «rebelde», que se «rebela» (no quiere obedecer) con todas sus fuerzas; ya casi agotada, defraudada por las innumerables luchas entabladas, la mayoría, como no podía ser de otra manera, perdidas o fracasadas; pero aún con la fe, la fuerza y el brío suficiente del que no desiste… del que resiste… de la que se resiste… porque se sabe poseedora de un alma indomable y conocimiento no científico, no cuantitativo, no demostrado, pero sí intuitivo, real, verdadero, auténtico… Por supuesto, no presume de su saber, pero se lo curra y lo defiende hasta el final, con el último hálito o aliento de su pluma...
Si leemos la obra, atenta, sosegada y placenteramente, pronto caeremos en la cuenta de que, tal vez, se pueden añadir o quitar algunas comas, añadir o quitar alguna palabra, pero, la esencia, su sabor, su olor, su calor (un pensamiento imaginario como todas las «cosas», siguiendo a Descartes), su «mensaje social» vertebrador, permanecerá firme e inalterado, atravesando nuestra mente como una flecha a su propio blanco.
La fantasía de la autora, su imaginación, «casi» real, «mejor que real», pues sintetiza portentosamente muchas realidades y las pone a nuestra disposición, permitiendo revivirlas, haciéndolas parte de nuestro propio acervo, de nuestras propias vidas. Creo que en un «mundo actual» desbordado por todas partes con la ingente «información», necesitamos urgentemente autores que «entiendan» y nos sinteticen el abismático mundo en el que vivimos.
Al intentar comentar el libro, me siento desbordado, es totalmente increíble, que en «casi» cada página encontremos valiosísimas perlas, útiles para nuestro conocimiento, formación y disfrute. Por poner uno de tantos ejemplos, en algún momento, de repente, con sublime perspicacia y profunda psicología, la autora nos presenta “una «paradigmática sonrisa», inmune a la medicación, a la alopecia y a la obesidad que tiene el poder de imantar a las personas”. Y así, incontables perlas, hasta «casi» el infinito…
En «casi» cualquier página, por no decir en todas, con innumerables y geniales metáforas, la autora va “desgajando” historias que se entremezclan sutilmente; abriendo a su vez, magistral, esquemáticamente, otras innumerables historias, que el lector se verá obligado, como en una especie de entrenamiento deconstructivo, a construir desde su propio interior, recorriendo y vivenciando sus propias respuestas y experiencias, desde una nueva perspectiva, entrecruzándose al mismo tiempo, con las directrices marcadas por la autora. Después de leerla ya no seremos los mismos de antes… además unos nuevos seres, algunos anónimos, se entrecruzarán y nos acompañarán formando parte de nosotros, de nuestro conocimiento social… Pancho, Feder, la niña, Joaquín y doce más…
A la vuelta de una página inesperada, nos sorprenderá una «lágrima impertinente» propia, pero de placer, porque sentimos con dulce y paralizante añoranza, que «Joaquín» nos abraza en nuestra tierna infancia, sentimos su calor, sus rudos brazos de campesino que apretuja nuestra infantil ingenuidad, nos estrecha contra sí mismo.
…¡Mira la hija de puta!...
Creo que es una superlativa ingenuidad, pensar que la autora se identifica con alguno/s de los personajes. La autora con un magistral toque, esquemáticamente, en dos pinceladas, nos muestra los rasgos sintéticos de los caracteres profundos de la personalidad de los protagonistas (16 en total), facilitando o, tal vez, forzando a que, seamos nosotros los que terminemos de reconstruirlos con nuestro propio bagaje mental, permitiendo y provocando que se sumen a nuestra propia experiencia. 


Más que la importancia de los personajes, que entran en escena en el momento justo para enhebrar la historia e inmediatamente vuelven a desaparecer; yo resaltaría la relación que queda establecida entre ellos, «casi» cotidiana, pero como la realidad misma, profundamente azarosa y mágica, para el que sabe entenderlo. Creo no equivocarme mucho, afirmando que para la genial autora, los verdaderos protagonistas de la obra somos «cada uno» de nosotros, sus lectores.
Por tanto difiero de aquellos que piensan que el libro está hecho y va dirigido a mujeres (¡que absurdo!), o siquiera para entender a las mujeres; sería un reduccionismo innecesario. Detesto los beatos. Siempre me han parecido insoportables las beaterías, tanto los beatos de la virgen de Candelaria, como los beatos de la Cultura, de las Matemáticas o del Feminismo. Sin apropiarme de los derechos, pienso que este libro recoge una Historia con mayúscula, una historia como tiene que ser contada con sus circunstancias y perspectivas, la de la propia autora insospechada y formalmente objetiva. “Hay tantas realidades como puntos de vista, el punto de vista crea el panorama”(Ortega y Gasset). Además, es una dolorosa Historia Canaria, lagunera, de una inmune «casi» Medieval Laguna, y paradójicamente, de noche, tal vez, ultra-moderna y actual.
Con personal visión metafórica, nos muestra los paradójicos y traumáticos errores cometidos en «Nuestra Historia Canaria», recientísima, casi presente, actual; destaca algunos «abusos» ocasionales, o atropellos esporádicos, pero por encima de todo y sobre todo, resalta los verdaderos abusos que son, nada más y nada menos, que los «usos» cotidianos, o sea, los que han degenerado y se han convertido en uso habitual, y que se siguen cometiendo día tras día, en nuestra triste e indolente sociedad canaria, sin que la mayoría, repare en ellos, y se rebele contra toda obediencia cómplice: político, económica, religiosa, social o jurídica.
Visto lo ciego, sordo, frío e inerte que somos como humanos, con las escasas y curtidas fuerzas que le quedan, defraudada en no pocas luchas, en intentos de descuartizamiento de la realidad y de sí misma (“Nunca me regalaste una flor”), ahora por último, más macerada, recogiendo los mil trozos y pedazos, nos ha fabricado psicológica, literalmente, con mucho esfuerzo, y lo que es de agradecer encomiablemente, «con mucho cariño», unas «gafas de luna», para que podamos humanizarnos un poco, para que, al menos de vez en cuando, y todo lo a menudo que queramos, nos las pongamos y nos atrevamos a ver la realidad tal y como es; para ver y mirar de otra forma, auténtica; la realidad de tu sociedad, de tu abuelo, de tu madre, de tu hermana, de tu amigo, y principalmente la nuestra, la realidad propia.
Ahora, preñada de experiencias, vivencias observadas con fino tiento, con paciencia infinita, intenta advertirnos por enésima vez, «que no», que las cosas no son como las estamos diciendo, como creemos vivirlas, que la realidad es otra. Disfrazada de musa nos chilla sorda, cariñosa y silenciosamente; sopla suave, sensualmente en nuestra oreja, en nuestro hipotálamo, para que despertemos de una puñetera vez y no andemos en la somnolencia de los medios de comunicación, abstraídos y apegados a nuestro egoísmo inmediato donde todo se compra y todo se vende, apoyado y basado en la inculcación del miedo por los poderes de siempre: económicos, políticos y religiosos… A los cuales, por supuesto, no les gusta las Gafas de Luna, y desde su «avaricia insaciable» dicen, que son inexactas, exageradas, antisociales…
A pesar de las numerosas cicatrices, huellas de sus innumerables batallas a lo largo de toda su vida (existen indicios razonables de que no solo literariamente) la autora sigue abriéndonos un hueco en su humilde mundo despedazado, junto a su regazo, prometiéndonos verdadero calor humano, y sin perder del todo la esperanza, como Don Quijote, “…magos y duendes podrán arrebatarme los honores y las riquezas, pero jamás el Valor para la lucha”.
Me ha satisfecho mucho la profusidad del «vocabulario canario popular» presente a lo largo de todas las páginas, preciso, certero y bien ejecutado. ¡qué placer!

Al menos en Canarias, creo que el verdadero sentido de la palabra «mago» se utiliza para hacer referencia a una persona poco culta, en el sentido academicista, rural, campesina, y no pocas veces, muy a mi pesar, se le da el sentido de paleto, ignorante, bruto, ingenuo, tonto, bobo… La autora ha sabido de manera sublime, sintética, entrar en lo profundo de la psicología del verdadero «mago canario» y enaltecer sus profundos valores éticos y morales, sentimentales si se quiere, y superponerlos a una altura inalcanzable para los academicistas o doctos en la ciencia… constructos como el «amor» y el «sentido de la vida» son genialmente tratados desde esta perspectiva.
Hay personas que leen, según propia opinión e ignorancia, para pasar el tiempo, y por lo general prefieren libros largos y pesados, como siempre respetable; en mi opinión es mejor leer para: vivir, disfrutar, conocer, sentir, por eso estimo y resalto, «muy mucho» la brevedad y síntesis de esta historia y comparto con B. Gracián “Lo bueno si breve dos veces bueno, y lo malo si corto no tan malo”.
Al igual que hay libros preferentemente infantiles, a mi entender, este es un libro preferentemente para adultos (desde el final de la adolescencia a la vejez). Para los primeros será una fantástica historia canaria, lagunera; luego, poco a poco, a medida que avanzamos en la edad de los lectores, y vamos sumando experiencia, en la lectura de la obra, irán apareciendo, figuras «casi» fantasmagóricas, rasgos de personalidad y carácter, cercanos, conocidos; dimensiones metafísicas del «tiempo» real y movedizo; el rico léxico de palabras «casi» olvidadas, de la cultura popular, que traen a nuestra memoria magníficos recuerdos perdurables; verdaderos cifrados, y descifrados, de la vida misma (esa gran desconocida).
Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo (Ortega y Gasset). Pienso que contribuyendo, fomentando, difundiendo la lectura de este libro, me beneficio a mí mismo, crezco, me formo, al reconocer mi propia cultura, mis propios valores, mis propios principios. ¡Qué fácil es defender, elogiar lo que verdadera y firmemente se cree!
Podría estar escribiendo páginas y páginas comentando las numerosas y valiosísimas joyas que posee esta obra de arte, o tal vez, las luces que se encendieron en mi, con la hermosa lectura de “Mujeres con gafas de luna”, pero me resigno con una triste página, que sigue creciendo, convencido de que “Toda palabra dice algo más de lo que debiera y también menos de lo que debiera expresar” (Ortega y Gasset)
Qué triste y miserable es un pueblo, que no reconoce a las personas que luchan por sus bienes o acervo cultural. Creo que ya lo decía Nietzsche o Napoleón (no me hagan mucho caso) “La grandeza de un pueblo, no está tanto, en tener hombres y mujeres fuertes que luchen y defiendan su identidad, sino en que sus gentes sepan reconocerlas, estimarlas y seguirlas.”

Cesar Mesa


lunes, 19 de marzo de 2012

El Huerto IV



   Sección dedicada al comentario de la actualidad económica. 



Por F. Herráiz  

“No sabemos lo que pasa, y eso es lo que pasa”                                                                        J. Ortega y Gasset  

19 de Marzo de 2012. Hoy hablamos de:




¿Se atacará Irán? Veamos los hechos recientes:
  • Enero 2011. El Pentágono filtra documentos donde se alude a los planes militares de la operación.
  •  31-12-2011. El presidente Obama promulga una nueva ley de bloqueo financiero a capitales iraníes.
  • 14 -1-2012. Japón y Corea del Sur se suman al embargo de crudo.
  • 22- 1-2012. Barcos de guerra norteamericanos, ingleses y franceses se posicionan en el estrecho de Ormuz.
  • 23-1-2012. La Unión Europea acuerda secundar el embargo a partir del 1 de julio.
  • 7- 2-2012. Se hace público que China y en menor medida India, recorren el mundo en busca de suministros alternativos al petróleo iraní.
  • 14-2-2012. El jefe del Estado Mayor del ejército ruso advierte que un ataque a Irán sería catastrófico.
  • 22-2-2012. El gobierno ruso reitera su oposición a las amenazas contra Irán.
  • 25-2-2012. León Panetta, secretario de defensa USA, manifiesta que hay muchas posibilidades de que Israel ataque, aunque no cree que las autoridades iraníes hayan decidido aún sobre la fabricación de artefactos nucleares.
  • 19-2- 2012 Irán cesa de suministrar petróleo a Francia y Reino Unido.
  • 20-2-2012. China critica el cese de suministros.
  • 24-2-2012. La CIA opina que Irán no ha hecho avances significativos en materia nuclear, y que está lejos de conseguir la bomba.
  • 28-2-2012. Treinta y dos senadores estadounidenses de ambos partidos (de un total de 100) presentan una resolución que urge intervenir en Irán.
  • 5-3-2012. Tras entrevistarse con Obama, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, declara que “no podemos esperar más tiempo” Este por su parte afirma que aún existen posibilidades de negociación, pero que “Estados Unidos siempre cubrirá las espaldas a Israel”
  • 6-3-2012. Catherine Ashton, en nombre de la Unión Europea, anuncia nueva ronda de negociaciones con el régimen de los ayatolás.
  • Marzo 2012. Los tres candidatos favoritos en las primarias republicanas compiten en azuzar al presidente Obama en el camino de la guerra.
Por lo que se percibe que:

-Tanto el gobierno como la mayoría de la opinión pública de Israel apoya el ataque preventivo.
-Rusia se opone frontalmente a tal posibilidad.
-China e India, a pesar de que...

viernes, 9 de marzo de 2012

El mundo de Murakami


(...Los dos se quedaron mirando de pie, delante de la taquilla de la estación de Shinjuku. Fukaeri lo miraba a la cara mientras lo agarraba de la mano. La gente pasaba apresurada alrededor de ambos. Como la corriente de un río...)
   Haruki Murakami
                                                         


Haruki Murakami ejerce sobre mi un extraño sortilegio, cuando leo uno de sus libros cualquier cosa me parece posible, empiezo a entender conceptos tan abstrusos como los gusanos del tiempo y los agujeros negros, me veo a mi misma trascendiendo más allá de la vida cotidiana donde todo está medido, pensado y delimitado genética y socialmente, desde mucho antes de que mi bisabuelo inseminara a mi bisabuela. El tiempo se dobla como un pañuelo, camino por un estanque lleno de nenúfares muy digna de tener en cuenta, puedo entrar en el fondo de un pozo retirar la escalera y no sentir ni pizca de miedo, los monstruos más peligrosos son los que habitan en nuestro pensamiento, en nuestros recuerdos y en las situaciones sin resolver que se enquistan bajo los pliegues de la memoria y acuden a asustarnos a poco que reine la oscuridad y el silencio.
Si antes no era capaz ni de alongar mi cabeza en dirección al pozo, leyendo a Murakami, me veo dentro de él como Kafka su personaje “de Kafka en la orilla”, mis manos de pronto se vuelven dúctiles o duras como el mármol en función del conflicto que toque resolver, lo mismo sucede con los sabores o los olores, Murakami nunca deja un fleco sin resolver, sus criaturas son elegantes y comen frugalmente, son limpias , parcas y enfrentan el mal, que siempre se encuentra justo debajo de la riqueza la opulencia y el éxito social, será por eso que yo quisiera vivir por siempre en una novela suya, entrar en ese minimalismo existencial donde el pensamiento preside el milagro de las cosas que suceden pero no se descuida el equilibrio de todo lo que se ve y se toca, la elegancia que adorna a cualquier personaje de Murakami en el vestir o en sus gustos intelectuales tal vez es solo su álter ego que necesita de toda esa armonía para no despegar más allá de la realidad y entrar definitivamente en ese gusano espacio tiempo que él conoce tan bien.
El mundo de Murakami tiene un orden muy similar al que tenían mis mundos creados en el espacio exacto donde me encontraba en cada momento cuando era niña, era capaz de recrear mi hábitat completo en el hueco de una escalera, en el asiento de una guagua, o en una esquina de la consulta del médico mientras esperaba, mi mente se entretenía creando un lugar para vivir, desafiando las leyes de los espacios y los volúmenes, como si yo misma fuera elástica y estuviera rodeada de objetos de la misma naturaleza.
Literariamente declaro que amo a Murakami por sobre todas las cosas.
 
                                                         Juana Santana
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jueves, 8 de marzo de 2012

Sin destino


  Otra pequeña brisa que llega hasta mi olfato, proveniente del portal que genera estruendo al ingresar otro condenado. Una turbia sensación fría y grisácea con aroma a encierro más que a libertad. Invadiendo mis dos únicos sentidos y sentenciándome a otro ciclo cumplido en este andurrial. Así mido el tiempo, porque no puedo ver el día o la noche. Mi etéreo cuerpo se siente pesado, y desganado. El infinito tiempo es más frustrante que el perpetuo lugar. Pues no estoy encerrado, más bien perdido en un desierto sin fin, que en lugar de tinieblas posee una abundante luz, tan radiante que me cegó los ojos del alma hace muchas brisas. Vago sin rumbo y a veces me estanco.
  Un castigo corporal y doloroso sería menos humillante, que la eterna soledad de moverse sin tiempo y espacio. Otra brisa que se oye a lo lejos. ¿Por qué no puedo advertirlos? si ellos están condenados al mismo sitio. Mis pensamientos son cada vez más humanos, como alguna vez lo fui. Sigo desplazándome por el desierto, sin convicción aparente de que encontraré algo, o nada. Aquí estoy en un mundo infinito, encerrado, donde los límites no terminan ni en millones de brisas trasladándome, y dónde éstas no se hacen más claras o más lejanas. Pues siguen allí, perturbándome, como si no me hubiese movido nunca y tan sólo lo imaginara. No siento dolor, ni sed de venganza. 

  No percibo paz ni puedo palpar el camino. No veo, y tan sólo olfateo y oigo el susurro latente de una corriente, que marca mi indefinido tiempo y me tortura más y más con su insignificancia. ¿Qué más tormento que la ignorancia total, no del mundo, sino del universo entero? Si alguna vez puedo salir de aquí será por alguien más. Y eso es aún más degradante que mi interminable destino de desdicha. Otra brisa más. Es la tercera. Se ha cumplido un día más en esta prisión. Y continuo deambulando, pues ni siquiera tengo el don del agotamiento. Sólo de mi rutinario caminar sin fin.
Marinyo Adorian
http://marinyo-adorian.blogspot.com/

sábado, 3 de marzo de 2012

Así es


El áspero aliento de la cordura acecha tras la rendija que se deja ver entre la inmanencia y la nostalgia. La pantalla en blanco y negro, los días, el sabor dormido de la felicidad.
Cavar una fosa y vomitar. Cerrar la fosa y volver a vomitar por si queda algo. Así es.
Así somos tu y yo. Yo y tu, diferentes pero iguales, como toda aquella muchedumbre que nos mira. Protagonistas desvirtuados de una vida no elegida pero sí muy bien interpretada, usamos las banderas o las barreras cuando viene al caso, el miedo nos cala los talones.
Huimos orgullosos de la imagen que devuelve el iris ajeno, por no aceptar la humillación de postrarnos ante la muerte y vanagloriarla en su eterna victoria. Besar uno a uno sus huesudos pies y aceptar la derrota. Por lo menos mientras la lozana juventud nos sonroje las mejillas, luego ya veremos.
Ella nos miraría, sólo con las cuencas, pues ojos no tiene, ni falta que le hace porque ella lo puede ver todo, como lo pueden ver todo las madres, que incluso en la distancia presienten las angustias de sus hijos, porque de ellas salimos, somos de su carne, conocen todas y cada una de nuestras esquinas. Ella nos miraría con esa desdichada compasión y prometería protegernos, siempre. Nunca nos abandonaría. Y así es.
Corremos, nos negamos a abdicar, queremos trascender. Trascender para no morir, morir obviando que de hecho, morimos desde siempre. Divertida farsa que nos priva de cavar una fosa y vomitar.
Y así somos tu y yo. Yo, tu y la muchedumbre que vemos desde aquí, perdidos entre la inmanencia, la nostalgia y ese áspero aliento que nos acecha tras la rendija. Tan diferentes y tan iguales, con los talones calados todos. Bien, ya está. Cierro esto. En breve volveré a vomitar, por si queda algo.


La Candelaria de Adeje

                                                                                                  Fernando Herráiz Sánchez.                 ...

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