miércoles, 9 de mayo de 2012

EL Huerto V

Sección dedicada al comentario de actualidad económica



No sabemos lo que pasa, y eso es lo que pasa”
J. Ortega y Gasset.



9 de Mayo de 2012. Hoy hablamos de:

  CONSPIRACIONES: LAS CUENTAS DEL C.N.I.
                             Y EL EXTRAORDINARIO CASO DE ANTONIO ROMERO.

En un reciente artículo (El País, 26.3.12), José Luis Barbería nos informa de un discreto encuentro entre la cúpula de los servicios secretos españoles, encabezada por su director Félix Sanz Roldan, y un escogido grupo de empresarios y miembros del cuerpo diplomático. La reunión giró en torno a la profunda reorientación de las actividades del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tras el alto el fuego permanente de ETA, y su previsible desaparición. Alrededor de un tercio de los espías españoles (más de un millar) se han dedicado durante décadas al seguimiento, infiltración y neutralización de la organización. ¿Cuál será su nuevo destino?
La respuesta de Sanz Roldan tiene que ver con el concepto en boga en el mundo de los servicios secretos: Inteligencia Competitiva. Es decir, espionaje económico. Nuestros 007 van a tener que aprender economía, y de hecho ya lo están haciendo. El CNI tiene en marcha una cátedra y un instituto de Inteligencia Competitiva en las universidades Juan Carlos I y Carlos III.
Barbería recoge también unas declaraciones de José Luis de la Fuente O´Connor, responsable de la oficina de vigilancia e Inteligencia Operativa de Iberdrola: “Hay una guerra económica permanente no declarada porque en el mundo de la competencia económica y comercial las relaciones entre empresas y estados no son precisamente versallescas. Chinos y rusos destacan por su agresividad, pero no son los únicos que participan en la brutal pelea por hacerse con los mercados; todas las potencias consagradas o emergentes están ahí”
De lo transcendido, se infiere que el CNI no quiere quedarse a la zaga y pretende transmitir al empresariado español, al parecer todavía reticente, la necesidad de “crear sinergias eficientes que impulsen la marca-país” Es decir, que utilicen sus servicios sin complejos, en una colaboración-confusión de lo público y lo privado, al estilo anglosajón.
El asunto tiene miga, porque..., ¿qué es una empresa española...? Los capitales y las alianzas van y vienen..., y es público y notorio que por ejemplo, los intereses de las empresas del IBEX están ya más fuera que dentro del Reino. ¿A quién terminarán sirviendo los 3500 agentes del CNI que cobran de los presupuestos generales del estado? Probablemente ni ellos mismos lo sabrán.
El Sr. O´Connor argumenta que otros lo hacen, y que facilitaría “que nuestras pymes dieran el paso a la internacionalización” Que me perdone, pero no creo que en estos momentos sea precisamente labores de inteligencia lo que necesitan las pymes.

Los especialistas en la materia suelen dividir las fuentes de información en tres segmentos: blanco, gris y negro. El primero (alrededor de un 70%) hace referencia a las de carácter abierto y público. El segundo (20%) a informes de circulación restringida, pero no secreta. El restante 10%, corresponde al tramo negro del espectro. Robo, chantaje, intimidación, intervención de comunicaciones y demás actividades ilegales a las que nos tiene acostumbrado los medios audiovisuales.
Atendiendo a este reparto, la mayoría de los espías españoles del ramo se dedicarán a recopilar, clasificar y analizar el ingente volumen de información económica que circula por el planeta. En definitiva, trabajo de oficina. El resto, serán destinados a labores de campo (establecimiento de redes, contactos, infiltración..., y dios sabe que más).
La vox pópuli admite sin dificultad la existencia de un entramado oculto e inextricable de relaciones económicas del que algunos (los famosos algunos) obtienen provecho. Y es que, más allá de la tienda de la esquina, la mayoría de la población nunca ha creído en el libre mercado, ni siquiera en su versión imperfecta. Así, no hay dificultad en considerar la actividad conspirativa como algo cotidiano.

Conspirar consiste en perseguir fines diferentes a los que se proclaman abiertamente. Por lo que hay conspiraciones legales e ilegales, morales e inmorales, grandes y pequeñas en todos los escalones sociales. Se conspira en las familias, en las comunidades de vecinos, en las parroquias y en las asociaciones de regantes. En los sindicatos, en las empresas, en los equipos de fútbol y en las cárceles. Y como no, en la política y en las finanzas.
Entendida de esta manera, la actividad conspirativa es un rasgo de especie, o pulsión psíquica propia del ser humano que se manifiesta en todo tiempo y lugar. A pesar de su perennidad y extensión, la psicología social apenas le ha prestado atención, lo cual contrasta con el hecho de que todos hemos sido en alguna ocasión protagonistas o testigos de alguna pequeña (o no tan pequeña) conspiración.
Por lo que se impone el razonamiento de que si esto ocurre en mi familia, en mi barrio, en mi centro de trabajo..., que no ocurrirá allí donde se dirimen grandes intereses. Esto lo ha asumido desde antiguo la economía de mercado, de ahí las normativas y los organismos encargados de reprimir la competencia desleal, o las conspiraciones para alterar el precio de las cosas. Luego, se admite con naturalidad que la actividad económica es un campo abonado para conjuras y complots, y que a poco que se baje la guardia, se extenderán como hierba de mayo.

Conspiranoico es un término de gran éxito y reciente acuñación que se aplica al individuo que sospecha que todo acto de cierta relevancia esconde motivaciones ocultas. Su uso es despectivo. El estereotipo difundido en series y películas es el de un sujeto en conflicto con la realidad, con frecuencia simpático y siempre ridículo. Pero lo cierto es que el uso y abuso del término, y su utilización como arma arrojadiza está bloqueando debates, y hurtando informaciones que debieran ser tratadas con más sosiego y rigor. Y es que cuando expertos como el Sr. O´Connor hablan de “brutal pelea por hacerse con los mercados”, el adjetivo debe tener algún significado.
En relación a la reestructuración en marcha en el CNI, el panorama que se dibuja es cuando menos incierto. A tenor del carácter universal de la actividad conspirativa, se comprende que, como cualquier otra ocupación, sus posibilidades de extenderse y prosperar dependen del estado general de la sociedad. Un mundo globalizado, una economía centrada en el control de los recursos y una actividad financiera instantánea e híper-informatizada, posibilitan y propician la aparición de conspiraciones cada vez más sofisticadas y de mayor envergadura.
¿El Gobierno (con mayúsculas) Mundial en la sombra, tan del gusto de los conspiranoicos? No. La economía terráquea es tan extensa e involucra a tal cantidad de agentes (en última instancia a la humanidad entera), que de momento es impensable que un grupo o alianza se haga con su control.
Pero si son factibles gobiernos en la sombra con minúsculas, grupos con influencia política, mediática, económica y financiera suficiente como para diseñar estrategias globales de las que el común de los mortales apenas tendremos noticias. Y nada nos garantiza que tales grupos permanezcan ligados a las estructuras e intereses de los viejos estados-nación, sino más bien lo contrario. Por lo que no es impertinente preguntar..., señor Sanz Roldan, ¿para quién espiaran nuestros espías?

A finales de 2011 comenzó a oírse hablar de Antonio Romero, ingeniero mecánico español afincado en Alemania. Según diversas fuentes, habría inventado y desarrollado un nuevo tipo de generador de energía que no precisaría de ninguna clase de combustible o aporte energético externo. El diseño y las prestaciones de la prodigiosa máquina, bautizada como Omega rf5000, permitirían su adaptación a motocicletas, automóviles, maquinaria industrial y aviones, o su uso como sustituto de las grandes centrales eléctricas alimentados por combustibles fósiles. Sin emisiones, con un coste de mantenimiento despreciable y una durabilidad mínima de...50 años. En definitiva, la panacea que remediaría los acuciantes problemas energéticos de la humanidad.
A priori, la noticia tiene todas las papeletas para acabar engrosando las secciones de curiosidades de periódicos y revistas. Un caso al estilo del también ingeniero Arturo Estévez Varela, que en la década de los 70 paseó por media España su revolucionario motor de agua, finalmente relegado al olvido. No obstante, en torno al invento del Antonio Romero se están produciendo movimientos financieros y empresariales que merecen cierta atención.

Según su versión de los hechos, en la década de los 90, Romero trabajaba para Salzgitter AG, un estudió de ingeniería que subcontrata proyectos para la gran industria germana de la automoción. Se preparaban los nuevos prototipos de coches eléctricos, y comenzó a estudiar modificaciones para aumentar la eficiencia de motores y generadores. Tras algunos avances, emprendió una investigación paralela que lo llevó a abandonar la firma y proseguir en solitario. Finalmente, en 1996 consiguió la primera versión de su Omega rf5000.
Ya afincado en España, realizó gestiones ante el Ministerio de Industria, que a la postre accedió a enviar a dos funcionarios a examinar el invento. “En mi inocencia, creí que aquellos señores me iban a recibir con los brazos abiertos, y lo que ocurrió fue que dijeron que de ninguna manera la máquina se podía comercializar, ni dentro ni fuera de España, y que me olvidara del proyecto”
Días más tarde su taller fue asaltado y quemado parcialmente. Comenzó a recibir amenazas telefónicas. La cosa fue a más, y finalmente cuando dos individuos no identificados se presentaron en su domicilio “Antonio, déjalo. Mira que una bala es muy barata” decidió abandonar el país y trasladarse a Polonia.
En Poznan creó la empresa EGS, dedicada a la soldadura y otros servicios industriales. “El negocio iba bien, pero en realidad era una tapadera para que me dejasen en paz. Alquile una ruinosa nave industrial y seguí con mis investigaciones”
Ya en nuevo siglo, el Omega rf5000 estaba lo suficientemente avanzado como para pensar en su comercialización, y Antonio Romero estableció contactos con posibles inversores. Se firmaron buen número de precontratos con gobiernos y grupos financieros, que el inventor ha puesto a disposición de periodistas independientes (David Cuevas, del programa radiofónico Dimensión Límite). Por el momento, ninguno de ellos ha prosperado. Las razones aducidas por Romero son de diversa índole, pero se intuye que la principal es el carácter filantrópico que pretende dar a su invento: “Los beneficios de mi generador deben llegar a todos. No quiero que tantos años de trabajo sirvan solamente para hacer más ricos a los ricos”

Como se ve, la historia reúne los ingredientes clásicos del género conspiranoico: Inventor solitario adelantado a su tiempo acosado por fuerzas oscuras empeñadas en detener el avance de la humanidad para conservar poderes y privilegios.
El santo patrón de esta raza de genios sería sin duda Nicola Tesla, seguido por una numerosísima legión de visionarios, entre los que cabría mencionar al jienense Marcos Pinel, quien en los años 70 comunicó al mismísimo Rey de España un descubrimiento del calibre del que comentamos. Según sus declaraciones, lo puso en manos de los militares. Lo que ocurrió después no es materia para una página de economía.

Más allá de los clichés, a Antonio Romero le han llovido las críticas. Comenzando por la que dice que su máquina violaría la segunda ley de la termodinámica (la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma), lo cual, además de ser un desacato a la normativa cósmica, acarrearía consecuencias legales, ya que la mayoría de países no admiten patentes de las llamadas máquinas de Perpetuum Mobile.
También se le acusa de no haber sometido su Omega rf5000 al escrutinio de institución científica alguna, y de mantenerse en una semi-clandestinidad que resta credibilidad a su historia. Los términos fraude y estafa han recorrido los blogs y foros que se han ocupado del asuntó.
Romero ha contraatacado haciendo públicas filmaciones de su máquina funcionando, y difundiendo algunos principios técnicos involucrados en su diseño, que en su opinión, no transgreden ninguna ley física conocida.

Y es que antecedentes fraudulentos no faltan. Uno de los más aireados fue el caso Michael J. Brady. Este inventor aseguró en 2006 haber fabricado un “motor magnético” análogo al de Antonio Romero. El asunto causó revuelo, y tuvo considerable atención mediática. En 2008, Perendev Power Holding, la compañía fundada ex profeso, anunciaba que estaba en condiciones de suministrar generadores de hasta 300 Kw. Llegaron los primeros pedidos, y las entregas se retrasaron. Finalmente Brady hubo de admitir que no podía servir los motores prometidos, y fue detenido en 2010 por la estafa de 1 millón de euros a 61 ciudadanos alemanes.

A fecha de hoy, al menos un grupo empresarial ha dado por bueno el artefacto prodigioso de Antonio Romero, y lo incluyen en sus planes de actividad: Dreamsworks-Techonokontrol.
Se trata de una corporación de reciente creación con base en Cuenca, y ramificaciones en Argelia, Gerona, Lérida y Canarias. Encabezado por el inversor internacional de origen hindú Harí Rana, y apoderada por Dionisio Aragón Moreno, cuenta, según el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME), con un capital social superior a 540 millones de euros. Tiene como finalidad el desarrollo de proyectos alimentarios, logística, petróleos, e infraestructuras de vanguardia. En sus Webs oficiales se pueden ver ciudades -invernadero de diseño futurista junto al Omega rf5000, destinado al parecer a abastecer de energía a instalaciones capaces de alimentar a cientos de miles de personas. La dirección corporativa no ha realizado declaraciones, pero fuentes cercanas a la misma aseguran que han testado la máquina de Romero durante 8 meses de funcionamiento ininterrumpido y los resultados han sido espectaculares. En estos momentos estarían probando una versión adaptada a una avioneta. Ante el inminente comienzo de actividades, las instalaciones de Techonokontrol en Cuenca fueron visitadas el pasado 29 de Abril por Leandro Esteban, consejero de empleo de Castilla la Mancha, que tuvo palabras laudatorias para la empresa.

Hasta donde llegamos, parece que los movimientos en torno al invento de Romero se desmarcan de los registrados en casos similares. No se ha recurrido a particulares, pequeños inversores o compradores, y se hace difícil entender, máxime con las suspicacias que despiertan este tipo de tecnologías, como se le podría vender a una corporación asentada una máquina que simplemente no funciona.

El affaire del Omega rf5000 podría ser la punta de lanza del movimiento autodenominado Energía Libre (no confundir con energías verdes como solar, eólica o biocombustibles). Se trata de una muy heterogénea y abigarrada corriente tecno-política que promueve la autosuficiencia energética de países e individuos, mediante el uso de tecnologías descartadas, o no suficientemente exploradas por la ciencia al uso. Se opone vehementemente a la obsolescencia programada y a la retención tecnológica. Desconfía profundamente de la disponible en el mercado, por lo que promueve el hágaselo usted mismo. Nutrida en su mayoría por desarrolladores independientes que no pasan del bricolaje casero, cuenta entre sus filas con cierto número de científicos, técnicos e ideólogos.
En su seno conviven, desde capitalistas libertarios al estilo del estadounidense Ron Paul, hasta ecologistas radicales, pasando por anti-sistema, espiritualistas, teóricos de la conspiración, indigenistas o simples ciudadanos de buena voluntad. Su patria es Internet, su consigna el cambio, y la crisis su oportunidad.
De la misma manera, las tecnologías en las que han depositado su fe (y no solo su fe) son variopintas, y pude que estén comenzando a dar frutos. El generador autosuficiente es una de sus viejas bazas. Además del de Antonio Romero, cabe mencionar el del turco, Muammer Yildiz, que ha superado las pruebas preliminares.
Junto a él, conviven tecnologías perfectamente ortodoxas, como maquinas que utilizan la presión hidrostática o el aire comprimido, con otras decididamente exóticas como la captación de energía eléctrica directamente de la tierra, la fusión fría, la misteriosa Célula de Joe y la llamada energía del Punto Cero, que pretende ni más ni menos que extraerla del vacío.

En un anterior artículo (Es la tecnología, estúpido) argumentamos que el origen profundo de esta crisis habría que buscarlo en la incapacidad del sistema económico y financiero de gestionar la tecnología disponible y previsible, de tal manera que redunde en la mejora de las condiciones de vida de la mayoría. Y parece que lo previsible nos está alcanzando. Habrá cambios, no lo duden. Esperemos que la humanidad adquiera la cordura necesaria para afrontarlos.


Seguiremos informando.



Para ver el omega rf5000 funcionando:
Donde se exponen los principios técnicos de su funcionamiento:
http://www.its-sl.de/index.html


Para escuchar la única entrevista que ha concedido Antonio Romero:
Programa nº 72 (enero 2012) 

Para descargarse el PDF
http://www.jeromm.com/el-huerto.html







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